jueves, 28 de octubre de 2010

Reflexiones del barón

Un trozo de madera, desgajada del tronco de un árbol, me recuerda, al ver tirado en la arena de la playa ese tocho cortado por alguna mano que luego lo abandonó a la ribera de la desembocadura del río, el lastre que vamos dejando a lo largo del camino que recorremos a veces despacio, otras deprisa, pero siempre avanzando hacía un final que inconscientemente rechazamos para seguir adelante sin desesperación ni dar pábulo al desanimo y el desaliento. Quizás somos lo que nosotros mismos vamos construyendo y deshaciendo, ya sea solos o con intervención de quienes nos rodean e influyen en las decisiones trascendentes que tomamos. Y el mundo exterior puede que nos ignore, pero también podría ser que nos mirase como a esa parte de un tocón, ya seco por el sol y el aire salado que llega desde el mar, y piensen que estamos solos y dejados de la mano de la fortuna. Pero puede que se equivoquen y sólo estemos descansando para seguir el viaje y alcanzar nuestro último destino 

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