Esos ojos que miran, casi tan abiertos como los de un niño que no conoce nada del mundo ni mucho menos la maldad. Esa mirada que no pestañea y sigue y se clava en otros ojos esperando que rían y que reflejen la luz y la inmensa alegría que ven en los suyos. Ojos que son claros y no sólo por su color, sino porque no ocultan ni se guardan nada, ni disimulan cuanto piensan y desean. Son bellos porque son limpios y tan jóvenes que únicamente buscan amor para una vida que, siendo tan nueva aún, ya probó el sabor amargo del abandono y no desconoce la negrura de la tristeza. Mas una irreprimible ansia de gozo que suda esa cálida piel por sus poros envuelve y contagia a quien toca ese cuerpo notando en los dedos como vibra un alma sedienta de felicidad. Esa mirada cautiva y obliga a desear la vida, el placer y no querer dejar de verla jamás
viernes, 15 de junio de 2012
lunes, 11 de junio de 2012
Reflexiones del barón
Quiero traspasar tu alma como penetro en tu cuerpo y verter en ti la savia que nutra tu ser al igual que que el agua y la luz vivifican la planta y provocan en ella la floración que la embellece. Tus flores serán el gozo que me da el placer que me causa y la satisfacción de saber que tan sólo para mí amaneces y respiras. Que sólo por mí dominas tu fuerza y tu ímpetu y te entregas dócil y te abandonas en mis brazos sin pedir nada y esperar otra cosa que cuanto quiera darte y hacer de ti el manjar preferido para saciar mis apetitos ansias. Pero también eres la energía que me mueve y el calor que me templa; y nadie como tú me enardece y me enciende la pasión avivando las brasas que me consumen y te abrasan conmigo en el mismo fuego que provoca nuestro deseo y este amor que nubla mis sentidos y no acierto a distinguir donde empiezas a ser tú y termina mi propio ser.
martes, 5 de junio de 2012
Reflexiones del barón
Si te miro te deseo, pero si no te veo te sueño. Y así, viendo tu imagen en mi cerebro no dejo de pensar en ti y cuanto más te tengo más quiero poseer tu cuerpo. Cuando amanece te observo y no quiero romper tu plácida mueca despertándote, pero dejo que un hilo de luz hiera tus párpados y acabe por obligarte a abrir los ojos que pestañean por la claridad y entreabiertos me buscan y me sonríen. Y en ese momento te quiero con locura y me inclino sobre tus labios y los beso y te los separo para que respires mi aliento y mi avidez por absorber tu vida. Me sientes en tu entraña y te siento en mi alma como esa chispa que anima mis días y nunca dejará de deslumbrarme el corazón mientras te siga amando y tú me quieras como hoy
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