sábado, 29 de octubre de 2011

Reflexiones del barón


Parece un simple pedrusco en medio del agua y no es más que un viejo pontón arruinado y dejado de lado en un baño de sal que no tiene fin. El sol, el aire, la salitre, todos lo han ido curtiendo y se hizo algo esencial en ese entorno que en otro tiempo vio su utilidad. Pero no está tan solo ni es inservible, pues aún lo usan algunos seres como los oscuros y estéticos cormoranes para reposar de sus picados de pesca o los largos vuelos impulsados por sus costumbres ancestrales, o instinto, si así preferimos llamarlas. Otros, bajo la superficie, se aferran a su áspera piel de granito para mantenerse firmes y no sucumbir al vaivén de las olas y las corrientes. Y quién no necesita un asidero que lo ampare y proteja de los avatares de su propia existencia. Quién no busca un cobijo en otro pecho y y desea el calor de otros brazos. Quienes lo encuentran son dichosos y nada puede suplir ese gozo

domingo, 23 de octubre de 2011

Reflexiones del barón


Hoy me ha despertado el viento y escuché su silbante murmullo filtrándose por la ventana. Hoy amanecí cansado y sin ganas de nada. Puede que el aire quisiese decirme algo, pero no supe entenderlo. O quizás sólo fueron voces traídas de otro tiempo, de otras vidas, o de otros años ya pasados y nada más. Vivencias que se agolpan ahora y al recordarlas de lejos varían y se mudan de penas a tristezas olvidadas, o de alegrías a gozos soñados y mitificados que en poco coinciden con la realidad si nos paramos en revolver el pasado y airearlo sin miedo para desnudarlo de adornos inciertos, aunque nos hayan sido necesarios para sentirnos mejor al haberlos dejado crecer alimentados de engaño. Todo eso me dijo el viento al amanecer y yo no oi más que su rumor

viernes, 21 de octubre de 2011

Reflexiones del barón


Que me moje la lluvia sino lo hace el llanto. Tu llanto o el mío, pues da igual de que ojos manen las lágrimas si las causa el placer de sentir tu gozo como si fuera el mio. Deja que se desprendan las hojas secas y que caigan al suelo para pisarlas juntos y olvidarlas, pues si no las regó la savia de la pasión no merecía la pena mantenerlas como adorno. La pena de un dolor ha de agotarse en el placer que siente el alma al mirarnos y notar que por la piel húmeda nos escurre un jugoso néctar que da vida. Y así te quiero yo al tenerte conmigo y saber que ambos somos una sola ambición y delirio

martes, 18 de octubre de 2011

Reflexiones del barón

Me arden los pies al caminar sobre la arena como me quema por dentro la angustia de no verte. Huelo el mar y lo escucho y casi puedo tocarlo aunque no lo veo. Apenas sopla una tenue brisa y sólo miro mis propias pisadas y las ondas que va dejando el viento sobre las dunas. Son señales inestables que pronto cambian y mudan de lugar pero no de forma. Son marcas que parecen permanentes porque el aire las renueva sin cesar. Y, sin embargo, no son las mismas ni nunca se repiten de igual manera. 

Los arañazos que tú me dejaste son más hondos que ese rastro y cambian también para hacerse más grandes en alguna noche que las estrellas me traen algunos recuerdos, o para suavizarse y mitigar su escozor cuando el sol me deja ver la sombra de tu imagen. A plena luz todo adquiere otra dimensión y nada es lo mismo que a la luz de la luna. Y al amanecer se puede ver que hasta las rosas lloran de noche

lunes, 17 de octubre de 2011

Reflexiones del barón

La actual situación del mundo sumergido en una crisis global económica y de principios, que ha provocado una ola de indignados que se extiendo desde occidente, trae a mi memoria los versos del gran Calderón, que, en un tiempo de desigualdades extremas y gran pobreza para la mayoría de los hombres, supo reflejar en su obra "La vida es sueño" la contradicción de un mundo de abundancia para unos pocos, que son los poderosos y sus secuaces, y de escasez y miseria para el resto de los desheredados de la fortuna, que es la gran parte de la humanidad a la que entonces y ahora y siempre se abusa de ella y les niegan y regatean hasta el pan y la sal para que los primeros, la escasa minoría que rige los destinos de la economía y la política, sean cada vez más ricos y opulentos. 


Y el poeta puso en boca de Segismundo estas palabras que pudieran ser dichas con acierto en estos momentos críticos por los que atravesamos todos: 




Es verdad, pues reprimamos
esta fiera condición,
esta furia, esta ambición,
por si alguna vez soñamos.





Sueña el rico su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,




y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.

domingo, 16 de octubre de 2011

Reflexiones del barón


Una estela de luz plateada se abre ante mis ojos y me indica el camino sin retorno que debo seguir. Dudo antes de dar el primer paso, pero algo impreciso me empuja y me susurra que debo andar por esa senda irreal que me llevará hasta otro universo donde todo será como yo deseo y necesito para que mi alma pueda descansar y ser feliz. El horizonte sólo es una sombra sin más tono que el reflejo de un sol que empieza a salir y yo creo ver una tierra aún ignota que me espera y me decido y comienzo el camino sin ver cuanto dejo atrás. Y qué importa lo que hemos sido y tenido si puede que en esa otra orilla encontremos la dicha que tanto procuramos hallar de este lado. Quién sabe que nos aguarda en esa ribera que ahora tan sólo podemos imaginar y creer que allí seremos lo que siempre quisimos ser. No necesito equipaje para este viaje, ni es preciso otro atuendo que la desnudez de mi cuerpo, porque ni siento el frío ni tampoco me quema el calor del sol. Solamente noto en mi piel una agradable brisa que me reanima y me sugiere el placer de una caricia cada vez más lejana pero nunca olvidada. Y estoy seguro que frente a mí está el edén  

jueves, 13 de octubre de 2011

Reflexiones del barón


Colgados entre la luz y la sombra estaban estos cántaros como cuerpos cansados tras el esfuerzo de amar y ser amados. Como seres sudorosos que yacen inertes después de agotarse para complacer a quien tiene la llave que abre su alma y dispara los resortes de su libido y la pasión. Como a ellos que les dio forma un hábil alfarero, al ser que descansa rendido por el esfuerzo y la tensión sexual también lo han moldeado y transformado otras diestras manos que supieron manejar la arcilla de su carne y sus sentidos para sacar de todo eso una obra manufacturada con delirio, dolor y placer. Por eso, tal y como esas ánforas realmente pertenecen a quien las creó, una criatura bien gozada sólo podrá tener por dueño quien supo hacer que vibrase y se entregase sin reservas para ser amada y disfrutase el sueño sin límites de una entrega absoluta que jamás tendrá fin, porque esa será la única recompensa a la que aspira su corazón y que desean sus sentidos

miércoles, 12 de octubre de 2011

Reflexiones del barón


Sólo la primera inocencia puede pintar en sus caras esa mirada temerosa y curiosa por ver y saber que ocurre en su entorno. Todo llama su atención y cualquier cosa puede asustarlos porque nada puede haber más indefenso que una criatura todavía tan tierna si no está cerca su madre. Son casi tan vulnerables como cualquiera de nosotros cuando nos alcanza el amor y nos devora el deseo y un ansia incontenible de sumergirnos en ese placentero dolor que nos causa una fuerte atracción por otro cuerpo. Tanto gozamos de el sublime deleite del éxtasis como sufrimos dichosos el delirio de la entrega sin límites, tan sólo por satisfacer a quien se adueña de nuestro afecto y no vemos más que por sus ojos y escuchamos por sus oídos. Sus labios y su lengua son el exquisito manjar que nunca nos sacia y el calor de su carne nos despierta todos los apetitos embriagándonos su olor. Sin embargo para esas dos pequeñas bolas de ojos azules como el cielo, que con tanta insistencia nos miran, todo esto no son más que palabras sin ningún sentido ni jamás llegarán a saber su significado ni el gusto de poder decirlas 

lunes, 10 de octubre de 2011

Reflexiones del barón


Cuantas veces habrán dicho los hombres “quién pudiera volar”. Y hoy se puede hacerlo pero no como los pájaros. No les hace falta ningún artilugio para remontar el vuelo y surcar el cielo. Ellos tienen alas. Alas de verdad cubiertas de plumas. Las aves si pueden volar por si mismas y eso nosotros, los poderosos seres que pretendemos dominar la naturaleza, no podemos lograrlo sino usamos artefactos más o menos sofisticados y potentes para despegar los pies del suelo. A no ser que volemos con lo único que quizás nos haga superiores a los demás habitantes de la tierra. Que dejemos volar la imaginación y creemos otro universo ingrávido y sutil donde cualquier cosa es posible y ahí sólo haya pasión y delirio. Que perdamos la nación del tiempo y del espacio y no sintamos el peso de nuestra carne y soltemos el lastre que nos impide ascender por encima de la nubes y dejarnos llevar por la fuerza del viento. Que solamente nos sostengan en el intenso azul de un cielo esplendoroso las manos de quien nos ama y amamos con más ardor que todo lo que dejamos abajo

sábado, 8 de octubre de 2011

Reflexiones del barón


Hasta la naturaleza llora cuando un sentimiento la desgarra. Una lágrima corre despacio por la piel, camino del abismo, y queda colgada unos instantes antes de desprenderse y caer al vacío dejando su huella en un rostro entristecido que refleja un profundo dolor. Una pena provoca angustia por un sufrimiento. Pero si es físico solamente, puede resultar placentero si nos lo causa el deseo de dar placer o gozar y se soporta mejor que ese otro que nos aflige y recome el alma. Porque el espíritu es más frágil y se recupera peor que el cuerpo y las lágrimas que brotan del corazón son mucho más amargas, aunque quizás sean más hermosas y la luz las haga brillar como gemas preciosas. Y un día vi como el rocío tomaba el aspecto del llanto al resbalar por la superficie de una jugosa fruta que colgaba de un peral en el huerto y me hizo pensar en las penas. Luego estuve contemplando esa gota que relucía y me acordé de las alegrías, pues por eso se puede llorar también y las lágrimas entonces son dulces en lugar de saladas y gusta su sabor.

jueves, 6 de octubre de 2011

Reflexiones del barón


Si he de amarrar mi barca para abrigarla y ampararla del viento y la galerna, ha de ser entre la rada de tus piernas con una fuerte maroma que rodee esa piel de oro que las cubre. Tu bello y firme cuerpo será el puerto seguro donde atracaré para no naufragar huyendo de la tormenta. Serás la fuerte bita anclada sobre el muelle que resista la inclemencia del temporal y no permita que las olas de esa mar brava hundan la embarcación con la que arribo a tus aguas, unas veces tranquilas y otras turbulentas, aunque siempre más deseadas que la apacible y cristalina superficie de un remanso tranquilo y sin emoción. Tu eres la ensenada llena de sol en la que se mecen serenamente mis días

lunes, 3 de octubre de 2011

Reflexiones del barón




Un mar transparente que se transforma en tonos del azul al verde. Lo mismo que el cielo que de tan azul lastima los ojos y los ciega su luz, haciendo más blancas las casas que surgen de la misma arena que forma la playa. Barcas y lanchas ponen puntos de color que se menean cadenciosamente al ritmo del viento y las olas. 

Y frente a esta ribera, bonita, apacible e informal, se ven las oscuras piedras volcánicas de Lanzarote que se elevan en un risco. 

Estamos en La Graciosa y su nombre tiene mucho que ver con esta pequeña isla que sabe a sal y juega con el agua del mar y sus olas. Aquí no hay asfalto y su costa es preciosa; y tan sólo en bañador y chancletas todos parecemos iguales

sábado, 1 de octubre de 2011

Reflexiones del barón


Ante esa inmensa negrura rematada por un deslumbrante cielo de oro, sientes que todo se hace pequeño y cualquier cuestión que te obsesiona pierde importancia y la ves de pronto tan nimia que si la caída del sol no te absorbiese y centrase tu atención, te reirías a carcajadas de tu propia necedad por la soberbia de creerte alguien frente a tal espectáculo inigualable. Entonces, en esos breves momentos de contemplación, la brisa del mar te trae la calma y apacigua tus sentidos disparando en tu interior los verdaderos sentimientos que nos importan y te sientes parte de la creación