sábado, 22 de junio de 2013

Reflexiones del barón


El frío que peina esta tierra templa el ansia y esculpe el temperamento con recios toques de sobriedad y adornado de un talante sin artificio. 











Campos regados con el esfuerzo de quienes pisaron su suelo desde los albores de la historia y levantaron la cabeza sin vanidad pero con ese orgullo que imprime nacer en Castilla. Y nos muestra su abolengo y señorío entre las vetustas piedras de sus templos, palacios y castillos. 







Pero la verdadera grandeza de esta tierra radica en la sencillez de sus gentes de carácter parco y profundo y una nobleza que no precisa de blasones para ser reconocida y digna del mayor respeto. 











Nació pequeña y humilde y se hizo grande y poderosa para prevalecer sobre el resto de aquellos reinos cuyas gestas y fastos nutrieron las crónicas escritas para el recuerdo y dar constancia de hechos gloriosos y aciagos que hoy perduran en la memoria de esos pueblos. 





Alegría y tristeza, dolor y triunfo, abundancia y miseria,  forman el crisol donde se forjó la esencia de esta tierra castellana henchida de pundonor.    

sábado, 15 de junio de 2013

Reflexiones del barón


Un solar hecho de historia y arte que se alza hacia el cielo queriendo la eternidad. De aristócrata elegancia y gustos teñidos de un particular y personal aire de sofisticación. 

















Una tierra cargada de tradición feudal e iluminada por la razón desnuda de atavismos seculares  adornada con pensamientos de igualdad y deseos de libertad y fraternidad. 





El cielo parece acariciar los campos que muestran su verde y fecunda faz para deleite de quien viaja por esos viejos ducados que forman una antigua e influyente nación. 
















Más de una vez se imaginó ser el centro de una gran Europa acogiendo a otros pueblos bajo una misma corona. 












Pero aunque ese sueño se truncó y terminó diluido en otros reinos, su afán no cesó hasta lograr un nuevo concepto de unión que fue prosperando y ampliando su sentido y naturaleza enarbolando una bandera azul orlada de un círculo de estrellas doradas. 





























Y si esa idea no pasa ahora por su mejor momento ni parece caminar por la ruta ideada entonces, puede que la voluntad de sus gentes haga posible que esa ilusión de siglos no vuelva a extinguirse y tan sólo quede el humo de lo que fuera una brillante hoguera que debiera iluminar y dar calor a todo un continente cansado de calamidades, crisis y viejas rencillas que motivaron tantas guerras

No se concibe ni se entiende a Europa sin Francia ni Francia estaría completa sin entenderse con Europa. 

viernes, 7 de junio de 2013

Reflexiones del barón


Uno que quiso ser un rey poderoso dijo que bien valía una misa. Y quizás le valió la pena ser el dueño de Francia y ocupar un fastuoso y enorme palacio real. 

Otros, más tarde, dijeron que cuando ella se acatarraba Europa estornudaba. Y al menos durante bastante tiempo eso fue verdad, pues llegó a considerarse la capital del mundo, o al menos de este viejo continente que ahora parece que le pueden los achaques y su poder y posición hace agua por esas grietas que le va abriendo la economía y la política en general.


 Se diga lo que se diga y bajo que punto de vista se mire, yo estimo que es bella. Tanto que no sólo te asombra y te deslumbra con su monumental presencia, sino que te invita a vivirla y soñar y aprender incluso a saborear mejor y con más tino la belleza y, por que no decirlo, sentir que tu piel desea y busca el placer de una caricia como los labios se humedecen queriendo besar. 





Las calles, los barrios, sus plazas que parecen jardines compitiendo con avenidas que confundes con parques; y sin querer miras al cielo pretendiendo llegar a una punta de hierro que se cree tan grande que podría alcanzarlo. 



Y para qué decir su nombre si todos sabemos que se llama París  




domingo, 2 de junio de 2013

Reflexiones del barón


Quiero oír la verdad sin maquillaje ni palabras oscuras que tan sólo pretenden liar las mentes sencillas e inducirlas al error de creer lo que otros dicen ocultando bastardas intenciones. Pude más el interés de unos cuantos que el de la mayoría y un ansia brutal de poder y riqueza agobia al mundo haciendo oídos sordos a la desgracia ajena y al dolor y penurias de esa multitud que nada tiene ni apenas les quedan ya esperanzas de sobrevivir con un mínimo de dignidad. El rostro de la codicia toma forma entre los poderosos que se amarran a sus privilegios y no les preocupa que su avaricia vaya dejando un largo lastre de miseria y enfermedad. En el espejo de la historia se está reflejando la peor cara de la crueldad, insensible a todo lo que no sea la riqueza por la riqueza. Y eso debe acabar antes de que los cimientos de la tierra se estremezcan y una voraz tormenta arrase el cielo y los mares; y, abrasando los campos, siembre horror y desolación a su paso. El horizonte se cubre de nubes y ocultan el sol que vivifica y nos da calor. Cuándo soplará un aire fresco que nos devuelva el bienestar y la alegría alejando de todos nosotros el temor!