domingo, 31 de octubre de 2010

Reflexiones del barón

A veces mirar un simple objeto o asomarnos a un hueco en la pared para ver el exterior luminoso que momentáneamente nos ciega, puede provocarnos un sentimiento poético mayor quizás que nos causaría la contemplación de una obra artística. Y acaso eso no es arte también?. No encierra una enorme belleza una simple planta con el colorido encanto de sus flores y no es también una obra maestra aún en su sencillez?. Un modesto recipiente de barro o de loza tosca, nos produce al tocarlo mil sensaciones que nos devuelven al verdadero sentido de la vida. Y el brillo de una fruta, nos recuerda la frescura de la auténtica naturaleza de las cosas que nos rodean sin darle el merecido aprecio

jueves, 28 de octubre de 2010

Reflexiones del barón

Un trozo de madera, desgajada del tronco de un árbol, me recuerda, al ver tirado en la arena de la playa ese tocho cortado por alguna mano que luego lo abandonó a la ribera de la desembocadura del río, el lastre que vamos dejando a lo largo del camino que recorremos a veces despacio, otras deprisa, pero siempre avanzando hacía un final que inconscientemente rechazamos para seguir adelante sin desesperación ni dar pábulo al desanimo y el desaliento. Quizás somos lo que nosotros mismos vamos construyendo y deshaciendo, ya sea solos o con intervención de quienes nos rodean e influyen en las decisiones trascendentes que tomamos. Y el mundo exterior puede que nos ignore, pero también podría ser que nos mirase como a esa parte de un tocón, ya seco por el sol y el aire salado que llega desde el mar, y piensen que estamos solos y dejados de la mano de la fortuna. Pero puede que se equivoquen y sólo estemos descansando para seguir el viaje y alcanzar nuestro último destino 

martes, 26 de octubre de 2010

Reflexiones del barón

Un mismo mar baña diferentes costas y países y en todos deja su impronta y les da algo distinto, perfilando una fisonomía propia en cada uno. Siempre se aprovechan sus características y la configuración que hace en el litoral, formando playas en sus riberas. Y regala riqueza y atrae a los poderosos que ostentan su lujo en mansiones trasnochadas algunas y otras en plena euforia de la ostentosa opulencia de unos pocos. El mar se ríe de todo eso y siempre prefiere la sencillez de quienes viven dependiendo de su generosidad y no aquellos que pretenden sacarle todos sus tesoros o esquilmar la abundancia de seres marinos, por la avaricia de ser más rico. Y también le gusta ver como otros disfrutan de sus aguas y sus olas. Suelen ser jóvenes y la belleza atrae más y se acrecienta al estar adornada por el sol y el mar 

domingo, 24 de octubre de 2010

Reflexiones del barón

Somos fruto de lo que nos rodea desde la cuna. Nacemos hechos un ovillo y nos cuesta abrirnos a una realidad ajena a nosotros, que supongo que nos asusta por instinto y hasta debe ser traumático salir del claustro en el que nos formamos durante varios meses. Más tarde, empezamos a caminar y nos caen encima miles de experiencias y realidades extrañas a nuestra vivencia interior. Y, sin darnos cuenta, volvemos a envolvernos en nosotros mismos, como liándonos en una coraza defensiva para no sufrir más agresiones de las que podamos soportar sin enloquecer. Terminamos siendo otro ovillo de pensamientos, ideas, recuerdos, penas y algunas alegrías que aflojan el nudo para no asfixiarnos por estar demasiado prieto. Y continuamos, a veces, tan sólo como momias en vida, vendados con nuestro bagaje cultural y conscientes de nuestras grandes limitaciones. Pero vivimos y no paramos de andar hacia delante aún sin divisar donde está la meta

jueves, 21 de octubre de 2010

Reflexiones del barón

Guardamos cosas en la cabeza, como almacenamos objetos en nuestras casas, a veces trasnochados, pero cargados de nostalgia y recuerdos. A lo que ya no le encontramos utilidad lo arrinconamos, pero nos da pena tirarlo y va a un trastero o al sótano. Hasta que un día, sin saber el motivo, nos acordamos que existe y lo desempolvamos, dándonos cuenta que todavía puede ser útil y que, en cualquier caso, es bello y tiene una intrínseca poesía. Y nos gusta verlo de nuevo en nuestro entorno, aunque resulte anacrónico en ese lugar o parezca un tanto surrealista donde lo colocamos ahora. Pues en la mente ocurre lo mismo. Vivimos el momento y van y vienen los recuerdos mezclados con ideas nuevas y viejas. Y ponemos lo que nos gusta ahora y quitamos lo que ya no interesa, sin perjuicio de traerlo de nuevo al primer plano de nuestra memoria cuando nos resulte oportuno otra vez. Y los políticos son unos verdaderos maestros para hacer esto

martes, 19 de octubre de 2010

Reflexiones del barón

Es más bella la flor en su lozanía. Sin duda es cierto. Pero cuando ya sólo le queda un pétalo prendido a su cáliz, no sigue conservando una melancólica hermosura?. Su fragancia desapareció hace días y los colores se transformaron en tonos marchitos y ajados. Y sin embargo, yo insisto en decir que esa rosa silvestre todavía es bonita. El tiempo no la ha perdonado, pero mantiene su dignidad erguida en su tallo. Nadie, ni ella mismo puede conseguir que vuelva a ser la que fue. Pero si tienen que caer del todo sus vestiduras, quedando desnudo su sexo, que al menos vean todos como sabe afrontar que el viento airee sus miserias. Esa flor nunca será fea aunque ya esté muerta

lunes, 18 de octubre de 2010

Reflexiones del barón

La luz cambia los colores y da matices a las cosas que ninguna mano es capaz de igualar. Dota al paisaje de un brillo y al mismo tiempo produce unas sombras que nos hace ver lo que no existe en realidad. Nuestra mente también hace lo mismo y creemos cierto lo que sólo es quimera. Pero yo me pregunto. Podemos vivir sin imaginar otras realidades más deseables y hermosas que las que nos da la razón?. Qué es lo verdadero y lo falso?. Cuál es el auténtico color de lo que vemos o suponemos como real?. El cielo y la tierra existen. Pero lo que nosotros admiramos sólo es un escenario que hemos construido con tarlatana y cartón a nuestro gusto

sábado, 16 de octubre de 2010

Reflexiones del barón

Se forman esculturas cambiantes de agua y de sal. Son filigranas brillantes al sol o con el resplandor fluorescente que le da la luna. Es un encaje precioso que no puede engalanar más criatura que la mar donde surge. Miles de gotas danzando curiosas por ver lo que encuentran para salpicar juguetonas o aplastar sin piedad aquello que golpean. Se dice que las olas rompen contra la roca y yo creo que no es así. Son las rocas las que se rompen y no las olas. Ellas sólo se vuelven espuma para retroceder de nuevo y formar otra onda más grande y poderosa. Y si admitimos lo contrario, contra lo que rompen jamás las olvidan, pues su huella les queda para siempre. Lo mismo que nosotros no podemos dejar de recordar su belleza ni el atrayente miedo que nos causan al verlas y sentir su empuje revolcándonos y envolviéndonos en ellas

jueves, 14 de octubre de 2010

Reflexiones del barón









El cielo esta tarde es un azul intenso que clarea hacia el horizonte al acercarse a la tierra, Nubes deshilachadas que se concentran a lo lejos, puede que sobre otra tierras próximas, pero que en la costa no quieren ocultar la luz del sol. Y el agua del mar, al romperse en la orilla se torna blanca y luce leves reflejos dorados que se mezclan con las finas arenas de la playa. Hay infinidad de tonos verdes al rededor, pero ninguno compite ni se iguala al del océano. Cada uno es como es y tiene un origen distinto y singular. Y la distancia lo camufla de otro color más oscuro, que más que verde tiende a un gris azulado. Y la ola es más intensa al alzarse y avanzar hacía nosotros sin volverse espuma aún. Así son también los sentimientos al estar junto a quien se ama

martes, 12 de octubre de 2010

Reflexiones del barón

La grandeza asombra, la fuerza estremece, la furia sobrecoge. Y su belleza es tan apabullante como su inmensidad. Uno hasta tiembla el verlo colérico o al menos un tanto agitado. Y, sin embargo, nos cautiva y nos atrae como un potente imán. Podemos contemplarlo horas enteras y el tiempo se pasa sin darnos cuenta. Siempre cambiante. Nunca igual. Jamás parece el mismo. Y siempre es nuestro mar y nuestra vida, esa verdosa y gruesa masa de agua que nos fascina. Olemos y respiramos la humedad de la sal y el viento nos lo recuerda aún sin verlo, porque lo llevamos en las venas y vivifica nuestro espíritu presentir su cercanía. Nos sentimos suyos y la mar es nuestra

lunes, 11 de octubre de 2010

Reflexiones del barón

El mar arroja a la orilla de la playa lo que le sobra y al subir mucho la marea quedan restos de ramas, algas y diversos objetos que otros tiraron a sus aguas mucho antes. El océano es capaz de librarse de esa carga indeseada y muchas veces peligrosa. Pero podemos nosotros hacer lo mismo?. Logramos, al subir y bajar el nivel de nuestro dolor, echar fuera todo el poso que deja el daño que nos han causado?. Tenemos algo de su fuerza para regenerarnos y resurgir de nuevo afrontando la vida tranquilamente como sus aguas vuelven a bañar las arenas de la playa?. Me gustaría ser como el mar

domingo, 10 de octubre de 2010

Reflexiones del barón

Esta tarde el mar quiso jugar con las olas y, sin viento, levantaba montes de agua y espuma para divertirse con los muchachos que con una simple tabla dicen que van a coger olas. Y me acordé de otra criatura que gozaba deslizándose sobre grandes ondas saladas ribeteadas de espuma. Esos chicos se entregan de cara, con energía, volviendo el riesgo en placer, y danzan un trepidante baile con el mar. No sienten miedo y quieren ser parte de ese mundo líquido y caprichoso que los atrae con más fuerza que la seguridad del suelo firme, que siempre lo prefieren de arena. Ellos se entregan a tope a ese deporte de equilibrio y agilidad, con el fin de mantenerse por más tiempo sobre la ola más alta. Y para eso se quedan en la playa sin notar el frío ni el ardor del sol. Quizás por acostumbrarse a ese esfuerzo, ese ser duro de cuerpo y apasionado de espíritu viva con la misma intensidad el amor y se dé al ser amado sin reserva hasta confundirse con su esencia, de igual manera que le ocurre con el mar

viernes, 8 de octubre de 2010

Reflexiones del barón

Siguiendo con mi ciudad, también diré que antes no había tantas rejas ni alambradas que impidiesen acercarte al borde del mar. Ahora sí. Sobre todo donde están los barcos deportivos. Y el resto, los grandes, también. Y vigilantes y toda clase de precauciones para salvaguardar la propiedad, supongo. Aunque a veces más parece que en lugar de guardar y proteger, lo que se pretende es vigilarnos en todas partes. Da la impresión que ahora todos estamos bajo sospecha de algo. Y no digamos si viajamos en avión. Yo recuerdo un tiempo en que volar era glamuroso y en los aeropuertos te trataban bien y con respeto y hasta deferencia. Ahora, a no ser que seas rico y VIP, es incómodo y el acceso al avión sólo cabe calificarlo como vejatorio. En aras de la seguridad, eso sí. Pero te sientes peor que ganado. Y no precisamente para ser llevado a un concurso y ganar una escarapela de colores por merecer el primer premio. Dentro de poco nos marcan con un código de barras y nos leen al pasar cualquier control. Y eso da igual. Hay tantos que uno más no importa   

jueves, 7 de octubre de 2010

Reflexiones del barón

Desde que yo era niño todo ha cambiado. En general para bien, pero recuerdo algunas cosas que me gustaban más como eran antes. Y al ver ahora una panorámica de mi ciudad, veo cambios en su fisonomía y no todos mejoran la estética que yo recuerdo. Ahora la veo de frente, desde el mar o paseando por un espigón que antes no existía, y no veo el antiguo mercado de hierro y cristal sobre las piedras que mucho antes fueron lamidas por el mar. Tampoco veo detrás las torres neoclásicas de la colegiata, que antes eran dos gemelas marcando silueta contra el cielo, y lo que las tapa es una pared rectangular sin gracia y enlosada de abajo arriba, que ocupa lo que antes fue el mercado. Me encuentro con el mismo edificio náutico, semejante a un barco varado, en el que pasé muchas horas siendo adolescente y que ya no es crema sino blanco, pero que por fortuna todavía está ahí. Y también siguen en su sitio los barcos de vela y las lanchas motoras. Menos mal que de los dos hoteles antiguos y preciosos, todavía queda uno; ahora con un sombrero verde, pero también sigue en su sitio. La torre del Ayuntamiento no estaba antes, pero no me molesta verla ahora. Pero, de todos modos, ya no hay cosas que me parecían muy bonitas y es una pena no verlas ahora  

lunes, 4 de octubre de 2010

Reflexiones del barón

Cada noche al acostarme en mi cama veo esos dos cuadros en la pared. Los dos se refieren a algo especifico de mi ciudad. Un edificio que es el Concello, como se dice en mi lengua vernácula. Y un puente que cruza un estrecho, famoso por dos hechos. Una batalla contra los ingleses, que lleva su nombre. Y, a consecuencia de ella, ocultar un tesoro en las profundidades del mar. Son fundamentalmente grises, aunque en uno destaquen tonos rojos, que no son más que meros reflejos de un día que pudo ser más intenso. Pero en general la vida es principalmente monótona y pocas veces sentimos que la sangre se nos vuelve adolescente otra vez. Y yo veo esas pinturas y apago la luz esperando que un nuevo día me traiga colores vivos y brillantes, sino de pasión al menos de esperanza en una existencia más vivida y trepidante, que renueve mi adrenalina y mi deseo. Todos necesitamos un estímulo vital para seguir el camino  

sábado, 2 de octubre de 2010

Reflexiones del barón

Me hizo gracia verlos venir tan ordenadamente como si fuese una procesión de notables en un acto social. Siguen al cabecilla, o simplemente le tocó a él ir delante esa tarde?. Se movían imitándose el contoneo y parecían decir “has visto que guapos y elegantes vamos?. Y qué bien nos quedan nuestras plumas!”. Sí que estaban majos tan emplumados!. Unos o unas, no sé diferenciarlos por el sexo, iban de blanco y los otros u otras, ahí tengo el mismo problema que antes, en un pardo grisáceo con adornos también blancos en la cola y debajo del vientre. Pero estaban más chulos o chulas, sigo sin saber si eran machos o hembras, que un San Luís. O cualquier otra santa si eran gansas en lugar de gansos. Y es posible que hubiera de todo y hasta algunos formasen parejas. Y me de igual que fuesen de hembras o de machos. O mixtas. Que en eso no tengo prejuicios. Lo que si me recordaron, fue a los miembros de una encumbrada élite social, por lo altivos y altaneros que deambulaban por el parque los dichoso gansos. O gansas

viernes, 1 de octubre de 2010

Reflexiones del barón

Hoy no sé que comentar. Veo la playa y me atrae el mar, pero, me pasa como al líquido encaje de las olas que no se deciden a quedarse en la arena. Parece que noto el aire que hincha mi vela, pero pienso, vuelvo a pensar, y nada. No avanzo ni apenas se mueve la barca. Hoy mi mente más que un ágil velero parece un corcho que sólo flota. Cómo me gustaría ser un cormorán y darme un chapuzón lanzándome en picado para pescar. Quizás capturase una buena idea para reflexionar sobre ella. Pero me temo que esta tarde estoy en sequía de sentimientos y no se me ocurre nada interesante de que hablar