lunes, 5 de mayo de 2014

Reflexiones del barón


El cielo apenas dejó ver su intenso azul, ni el sol quiso deslumbrarnos ni darnos calor en exceso, pero La Toscana se vistió con galas tan hermosas y lucía tan bella pasada la mitad del día, que no pude dejar de admirarla sin pensar en nada que pudiese distraerme,  ni desear otra cosa que permanecer en ella



Y Florencia me albergó unos días y me mostró su esencia, su pasado, su gloria y la sublime expresión del arte con que asombró al mundo