jueves, 18 de octubre de 2012

Reflexiones del barón


Ni la lluvia me molesta, sino por el contrario me refresca. Ni la niebla me inquieta, porque te adivino en ella. Ni el trueno me amedrenta, pues mi deseo devuelto en tus ojos me hace temblar mucho más que su estruendo. Ni la soledad es cierta pues tu olor me acompaña. Nada me altera sino es el fuego que arde en mi cuerpo al pensarte, ni nada puede sofocarlo sino es el abrazo de tu cuerpo. Sólo el aire que mueves al acercarte logra aliviar el sudor que mana desde mi alma, pues ni la brisa del mar se compara al frescor de tu presencia. Tú eres el viento que sopla trayendo la vida a mi existencia dormida, porque no soy más que el pensamiento de quererte que nace en mi corazón. Soy tu amante y con eso me defino y me calificó de por vida y tú eres cuanto entiendo por amor