domingo, 16 de octubre de 2011

Reflexiones del barón


Una estela de luz plateada se abre ante mis ojos y me indica el camino sin retorno que debo seguir. Dudo antes de dar el primer paso, pero algo impreciso me empuja y me susurra que debo andar por esa senda irreal que me llevará hasta otro universo donde todo será como yo deseo y necesito para que mi alma pueda descansar y ser feliz. El horizonte sólo es una sombra sin más tono que el reflejo de un sol que empieza a salir y yo creo ver una tierra aún ignota que me espera y me decido y comienzo el camino sin ver cuanto dejo atrás. Y qué importa lo que hemos sido y tenido si puede que en esa otra orilla encontremos la dicha que tanto procuramos hallar de este lado. Quién sabe que nos aguarda en esa ribera que ahora tan sólo podemos imaginar y creer que allí seremos lo que siempre quisimos ser. No necesito equipaje para este viaje, ni es preciso otro atuendo que la desnudez de mi cuerpo, porque ni siento el frío ni tampoco me quema el calor del sol. Solamente noto en mi piel una agradable brisa que me reanima y me sugiere el placer de una caricia cada vez más lejana pero nunca olvidada. Y estoy seguro que frente a mí está el edén  

4 comentarios:

  1. Maestro, le admiro la calma con la que usted mira el mañana.
    Yo soy una pobre criatura que teme perder su fortuna, que es este presente con el amor y la protección de mi Amo.
    Envidio a los animales, que dicen no tener conciencia del transcurso del tiempo y se limitan al ahora sin pensar en el futuro.
    Besos

    ResponderEliminar
  2. Todos tememos lo que nos deparará el mañana y nadie puede estar seguro de su futuro ni de que la felicidad y la calma sigan acompañando el devenir de sus días. todo es incierto y perecedero y el temor a perder lo que ya se tiene es mayor cuando la dicha es grande y todavía previsiblemente queda un largo camino por recorrer al ser tan joven aún. dices que miro el mañana con calma y es cierto a medias y muy relativo, pero es verdad que cuando se ha recorrido doble distancia que tú por ese camino tortuoso y arriesgado y a veces peligroso que es la vida, todo se ve con otros ojos y las distancias parecen más cortas y pierden importancia aquello que en otro tiempo nos resultaba primordial. Al cubrirse de canas la cabeza, la mirada adquiere una perspectiva del mundo distinta a esa otra que vimos en nuestra juventud. A ti te queda mucho todavía por vivir y me gustaría poder asegurarte que siempre gozarás ese amor que ahora sientes. Me inclino a pensar que es lo suficientemente firme y fuerte por ambas partes para resistir en el tiempo y deseo sinceramente que así sea. Y te confieso que conocer una relación tan intensa y apasionada como la vuestra me ha hecho creer otra vez en la sinceridad y fuerza del amor y del hombre. No envidies a nadie ni menos a los animales porque ser consciente de como pasan los días abrasado por ese ardor es vivirlo mil veces y gozarlo sin límite de tiempo. Para ti el futuro no puede ser otra cosa que lo que ahora es el presente y yo quiero fervientemente que nunca acabe, porque aunque dependa de dos, no sabría decir cual está más prendado y atado al otro. Besos

    ResponderEliminar
  3. Gracias, amiga, y un saludo afectuoso

    ResponderEliminar