martes, 29 de marzo de 2011

Reflexiones del barón


En las leyendas otomanas se habla de las camisas mágicas de los sultanes turcos. Se dice que los protegían contra el mal de ojo y los hacia más fértiles para procrear herederos, así como en las batallas se volvían invisibles y no sufrían el ataque de ningún enemigo. Eso cuentan las leyendas y también dicen que un joven príncipe perdió su derecho al trono frente a su hermano y murió desterrado en Italia, porque no se ponía su camisa mágica al no tener un agujereo para sacar la cabeza. Una camisa a la que no le habían hecho un cuello le costó a ese muchacho su futuro como sultán y poder seguir viviendo en Estambul, conquistada unos años antes por su padre. 
Y si fuese cierto que tales camisas conservadas en el palacio Topkapi fuesen realmente mágicas?. Seria bueno que pudiésemos tener una prenda tan virtuosa que nos protegiese del mal y nos diese una extraordinaria fuerza sexual?. Pero, así como tener una camisa de esa especie era un privilegio del sultán y sus hijos, seguramente ahora sólo la tendrían los más ricos, puesto que serian muy caras. Y pasarían por nuestro lado sin verlos, aunque ahora tampoco los vemos si ellos no quieren y no les hace falta una camisa especial para eso. Y si bien el dinero no les garantiza la salud, al menos se lo pone más fácil para conservarla; y en eso de la fertilidad también hay soluciones que remedan la inapetencia o la impotencia, además de cambiar de pareja oportunamente para evitar la apatía y la falta de aliciente erótico.

Pero para eso no hace falta ni una camisa con poderes ni ser un magnate. Hoy no es complicado aumentar el apetito sexual con agentes exógenos, ni tampoco cambiar de partener en la cama. Puede que con dinero las compañías sexuales sean más vistosas, pero no forzosamente mejores que las que puedan proporcionar los encantos personales de uno mismo; más si aún te adorna la juventud o todavía conservas algo de las gracias que tuviste antaño. Y de todos los dones de dichas camisas quizás el más apreciado por sus usuarios y codiciado por los envidiosos fuere lo de ese aumento de fertilidad, que no seria otra cosa que incrementar la lívido y la ganas de yacer con las hermosas prendas que adornaban el serrallo de esos poderosos sultanes.

Puede que el secreto sólo estuviese en cambiar de moza y hacer del acto sexual una novedosa aventura cada noche o a lo largo del día, según los casos y la intensidad de la lujuria del afortunado; siempre que se considere una suerte tener tanta variedad y facilidad para escoger quien ha de darte placer. Digo yo, ya que es posible que haya gente que eso de la promiscuidad no le guste en absoluto y a otras personas le mole cantidad ir de flor en flor como las abejas libando el néctar del deseo y la pasión exacerbada por el éxtasis del orgasmo perfecto, siempre soñado y buscado con ansia y hasta desesperación


2 comentarios:

  1. Andreas, que placer visitar su blog!
    Estas reflexiones del barón disparan nuestras reflexiones.
    De la mejor forma entretienen e ilustran, como le dije, dan placer.
    Muchas gracias!

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  2. Las confidencias que compartes con nosotros en el tuyo nos hacen sentir que estamos vivos. Un beso

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