jueves, 20 de enero de 2011

Reflexiones del barón

 Cuánto puede sugerirnos una puerta cerrada. Hasta su propia forma o estilo nos induce a imaginar historias ocurridas o que puedan suceder tras ella. venturas emocionantes o una vida anodina que nos parece triste y sin el menor aliciente para poder soñar. Todo es posible antes de abrirla, pues una vez que traspasamos su umbral se nos revela lo que guarda, aunque aún juguemos a suponer lo que pudiera ocultar. Y casi todos somos puertas, más o menos castradas a cal y canto, o abiertas de par en par si nos interesa enseñarnos y recibir por el motivo que sea la visita de otras gentes que muevan favorablemente a ello nuestra voluntad. Y si antes de franquear la puerta es impredecible lo que encontraremos, lo mismo es imprevisible lo que topemos detrás de la cara amable de otra persona. En toda relación, el resultado depende del talante o el interés que despertemos en otros o que ellos consigan inquietar nuestra conciencia o nos provoquen la perspectiva de algo que nos incite a desearlo o conocerlo. Y fomentar el saber es bueno, pero avivar la curiosidad y el gusto por el cotilleo es una lamentable pobreza de espíritu que ni aporta nada positivo ni engrandece los merecimientos de nadie. Puesto que la mayor parte de la veces solamente denigra

2 comentarios:

  1. Lo lindo de conocer a alguien nuevo es ir abriendo esas capas q encienrran su verdadero ser, q placer al descubrir cuando alguien es afin a nuestra propia alma!.
    besos
    eli

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  2. Es uno de los placeres más gratficantes. Besos

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