miércoles, 18 de abril de 2012

Reflexiones del barón


Quién pudiera rozar tu cuello como ese rayo de sol que se posa en tu piel cuando ya declina el día y quiere reposar en su ocaso con tu aroma de vida y de plenitud. Soñar que soy parte de tu desbordante y arrogante juventud que puede parecer descarada de tan lozana y fresca como se ve al moverte y sonreír sin pudor a las miradas que se tornan en vivo deseo a tu paso. Tu gracia es más fruto de tus pocos años y tu figura que de esos otros encantos que pretendes lucir y no consiguen brotar con soltura de tu cabeza. Pero a quién le importa tal cosa si con sólo ver tus andares y tu desdén el mundo se mueve al son que tú le tocas. Goza ese tiempo feliz y atrevido de la juventud, porque la vida por lo de ahora es enteramente tuya y tu privilegio es vivirla a tu manera y según las reglas que desees imponer a tus muchos y rendidos admiradores

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