jueves, 14 de abril de 2011

Reflexiones del barón

El cielo se ha partido con el rastro que deja en el aire el vuelo de un avión. A veces se nos parte el alma por la huella que deja en ella las secuelas de un desamor. Y penamos esa desventura que nos recome el corazón, pero también ocurre que en gran medida nos duele más el orgullo de ser despreciados a no ser correspondidos en nuestra pasión y por tanto no sentirnos amados como creemos amar nosotros al ser que ahora nos desaíra. Y por un tiempo luchamos y nos debatimos entre los celos y un pretendido desinterés, que no es cierto, pues nos enerva y altera el ánimo ver o pensar que hayamos sido sustituidos en el afecto y la atracción que ejercimos esté apagada y no quede ya ni el rescoldo del ardor de otro tiempo aún cercano. Luego queremos odiar y hasta nos convencemos que lo conseguimos, pero pasado algo de tiempo las cosas se aclaran y vuelven a su sitio los sentimientos y vemos que todo se enfría. Y un día nos encontramos de nuevo y no nos causa el menor enojo ver con otra persona a quien tanto creímos amar y hasta no poder vivir sin su calor. Nada es inmutable ni imperecedero y menos cuando se trata de las cosas del sexo confundidas frecuentemente con asuntos del corazón. No sé mucho de medicina, pero tengo entendido que el corazón es un músculo, o algo parecido. Y al menos en el hombre, también es parecido a eso la polla. Mas nada tiene que ver una cosa con la otra ni su función es la misma. Sin el primero no puedes vivir y si te falta la segunda o no te funciona, no deseas hacerlo o estás seriamente jodido para el resto de tus días. Entiendo que haya gente en este mundo que viva sin practicar el sexo, pero yo estoy convencido que eso debe ser una soberana jodienda para ese cuerpo que se consume por dentro en la lujuria que le corroe la mente cada vez que nota en su piel la frialdad de unas sábanas húmedas por el sudor de su propia lascivia. Reprimir la lívido no es bueno a mi juicio, pues a la hembra puede llegar a romperle el equilibrio y al macho, además de eso, es factible que le revienten los huevos y los pierda sin haber disfrutado de ello. Lo cual es una verdadera pena, creo yo 

2 comentarios:

  1. completamente de acuerdo, aunque a las máquinas, si se nos rompen los componentes, una reparación y listo

    ResponderEliminar
  2. Cierto. Las máquinas tienen arreglo casi siempre y con más facilidad que los cuerpos. Las almas son mucho peores de arreglar

    ResponderEliminar