martes, 2 de noviembre de 2010

Reflexiones del barón

Cómo puede ser tan perfecto el pétalo de una flor y tan agradable su textura. Quién sería capaz de reproducir algo parecido con el aparente mínimo esfuerzo conque ella brota. Aparece casi de repente y con la misma rapidez nos deja con el recuerdo de su hermosura y se deshoja con más lentitud que al surgir de entre las hojas que acompañan su corta existencia. Y alguien duda que eso que se llama amor no es como esa flor que nace y muere, dejándonos la sensación de no haberlo apreciado lo suficiente. Cuantas veces nos damos cuenta de su valía al perderlo y renegamos de las luces de fogueo que nos cegaron en un momento de ofuscación o calentura pasajera. Como esa flor, una vez que se le caen los pétalos, ya es muy difícil recomponerlo y volver a la vida lo que fue una menospreciada pasión

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