sábado, 9 de marzo de 2013

Reflexiones del barón


Qué apetezco de ti que no pueda tenerlo?. Qué podrás negarme que ya no tuviese y sin palabras ni un mero gesto haya cogido cada vez que lo quiero. Qué podrías reservar a mi deseo o evitar que mi voluntad no se adueñase de todo cuanto fuese tuyo antes de ser ahora mío. No eres más que mi antojo o mi apetito desbordado de ansia infinita por absorberte y mezclarte con mi sangre y mi mente en un absoluto sorbo de aire intenso como el más puro de los vientos y tan profundo como el último suspiro de una vida que ya desaparece fundida en un mismo crisol que somos tú y yo. Tú alimentas mi alma con tu entereza y tu sincero modo de ver las cosas y entregarme tu vida y me das sosiego aun en los momentos de mayor locura y sublime placer. Y te alimento con toda mi fuerza y te doy mi esencia hasta agotarme en ti como tú te consumes en mi existencia que ya no la entiendo sin la tuya. Fuiste una aparición que creí imaginada al cegarme el sol perfilando contra el cielo tu cuerpo desnudo. Y al momento vi claro que mi imaginación no me engañaba creando un ser tan impensable como deseado. Y no dudé en acercarme para verte y comprender que desde ese mismo instante ya eras parte de mi, pues me perteneciste desde que te crearon y sin que supieses cual era tu verdadero destino, yo intuía que en alguna parte esperabas que mi mano sacase del letargo tu naturaleza para despertarte a la auténtica vida que en el fondo de tu alma esperabas tener. Y esa vida la encontraste conmigo. Y unimos el alma y juntamos la carne y se produjo la fusión que yo siempre soñé  

2 comentarios:

  1. Querido amigo, no te imaginas como me calan de profundo tus palabras tan bellamente enhebradas.
    Gracias por tu sentimiento y tu talento.
    Un fuerte abrazo

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  2. Un escritor imaginó a Cyrano, con un talento especial y tan bien dotado como de apéndice nasal, tanto para esgrimir la espada como la pluma y enlazar palabras y sentimientos con ella. Un joven hermoso que no sabía como expresar su amor por su amada dejó que Cyrano le pusiese la voz en la noche y de ese modo decirle a la bella de sus sueños lo que él sentía y pensaba, aunque no supiese darle la forma adecuada. quizás la vida me fue ideando para trasmitir ideas y sentimientos, míos como unas veces y otras más propios de aquellos seres a los que estimo profundamente. Y no es casualidad que ellos saben siempre a quienes dedico mis pensamientos, de tal modo que pudieran ser escritos por ellos, pues como tú dices le calan en lo más profundo de su corazón. Mi querido amigo, ya sabes que aún en la distancia no me olvido que en ese otro lado del mundo tengo unos amigos muy especiales para mí. Un fuerte abrazo

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