sábado, 28 de enero de 2012

Reflexiones del barón



La vida me parece como las mareas de la mar frente a la que nací. Cambia constantemente, sube, baja. Unas veces se agita y se torna brusca y hasta resulta traidora si te confías y no te guardas de ella. Con todos sus contratiempos y avatares queremos gozarla y hasta tantos vaivenes llegan a divertirnos. Y es mejor tomarla siempre con buen humor y hasta en cierta forma de broma. Pero nunca le demos la espalda y no vigilemos esa ola que de repente se levanta y nos atrapa y envuelve engulléndonos en un torbellino del que creemos no salir. Y qué bello es el mar con sus inseguridades y peligros y qué hermosa la vida para aborrecerla y pretender dejarla al primer encontronazo o desaire que nos haga. Si el mar nos engancha tan sólo con admirar su mágica calma o su cautivadora furia, el sosiego de esos días sin más acontecimientos que los cotidianos, o aquellos en que surgen alegres novedades, nos bastan para desear otro amanecer que nos llene del fuego abrasador de esa desenfrenada pasión que justifica la existencia y compensa la amargura de las amarguras que dé toda una vida   

4 comentarios:

  1. Es una belleza....

    Un saludo afectuoso Sr. Andreas

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  2. Gracias por tu compañía. Un saludo cariñoso

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  3. Maestro, como siempre haciéndonos reflexionar, creando con las palabras justas un espejo donde identificarnos.
    Gracias y besos

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  4. La energía que cada día nos hace despertar y querer seguir se llama amistad. Y es el afecto de los amigos el combustible que pone en marcha el corazón. Besos

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