
La perfecta unión del mar y la tierra se contempla desde los muros de sus ciudades antiguas, decoradas con bellas piedras milenarias, trabajadas, forjadas con sudor y esfuerzo de artistas y artesanos unidos en un arduo empeño de construir preciosos decorados para gloria de hombres poderosos celosos de honra.
País ingenioso y amable que en un momento de su historia perdió la alegría de vivir en paz y de reír sin rencores ni malicias.
Un pueblo interesante e inteligente de ilustres inventores que me hizo sentir la sutileza de su alma, su cultura, su pensamiento y el orgullo de pertenecer a su patria.
Así es Croacia, sus gentes y sus paisajes. Sobria, elegante, armónica y tremendamente viva bañada por un mar azul.