viernes, 20 de agosto de 2010

Reflexiones del barón

Quién no busca cobijo para estar más seguro al abrigo de una costa benévola y tranquila. Qué espíritu cansado no espera el descanso entre los brazos del que le da el calor de su amparo. Cómo complace esa paz que viene tras el ardor y el fuego del gozo intenso que produce tanto deleite como dolor. Puede extrañar entonces el amor agradecido y la entrega del poseído hacia quien lo toma y posee. No hay mayor recompensa para él que el reposo en las aguas tranquilas de su afecto

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