Desde este recodo de la playa del Sardinero, la vista de esa onda de arena, rematada por la Magdalena muestra el esplendor de un veraneo pasado y de otro presente, quizás menos elegante, pero creo que más divertido y popular. Para mí lo natural y sencillo es un plus de saber vivir bien y estar cómodo con uno mismo y con el resto del mundo que nos rodea. Esta ciudad, Santander, que fue lugar de descanso de reyes, políticos, aristócratas, escritores y pensadores, pintores y poetas. Y también de vividores y jugadores buscando fortunas al azar sobre el tapete de las mesas de juego de un gran casino, ahora sigue siendo preciosa. Y sin perder parte de esa caterva de visitantes de antaño, se ha vuelto más accesible para el resto de los mortales, que disfrutamos ahora de sus paseos y el aire salino de su costa
Una visita al año... no me la quita nadie.
ResponderEliminarA mí tampoco
ResponderEliminar