
Son playas de esta costa, unas grandes otras pequeñas, dentro de lo que nosotros llamamos rías, pero el mar que las baña sigue siendo un océano grandioso y temible cuando sus profundidades reclaman lo que le pertenece. Parece tranquilo, pero puede volverse terrible y rugir más fuerte que la tormenta removiendo las olas que alcanzan una pavorosa altura. Y al romper contra las rocas enfurecido, fuera del cobijo de estas rías y en la mar abierta, decimos que es “A costa da morte”.
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