domingo, 19 de septiembre de 2010

Reflexiones del barón



Todavía el sol nos deja disfrutar de la playa. Y ahora, cuando se queda más vacía al irse los veraneantes, la arena parece más blanca y más fina y el agua nos refresca tan sólo con verla. 


Son playas de esta costa, unas grandes otras pequeñas, dentro de lo que nosotros llamamos rías, pero el mar que las baña sigue siendo un océano grandioso y temible cuando sus profundidades reclaman lo que le pertenece. Parece tranquilo, pero puede volverse terrible y rugir más fuerte que la tormenta removiendo las olas que alcanzan una pavorosa altura. Y al romper contra las rocas enfurecido, fuera del cobijo de estas rías y en la mar abierta, decimos que es “A costa da morte”.   

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