Puede haber un agua más limpia y cristalina que la del mar, en esos puntos aún sin explotar y poco conocidos de la costa de mi tierra?. Golpea las piedras de la orilla y también las baña con el suave vaivén de unas olas serenas que las refrescan y alivian del azote solar en pleno día. Remueven las arenas, que son un universo de seres inapreciables para nosotros. Y con su fresca espuma se renueva la vida y arrastra a las profundidades del océano nuestras preocupaciones y penas. Ese frío azul blanquecino, que nos cubre los pies al andar por el agua, nos endurece y anima para capear luego cualquier temporal
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