sábado, 24 de julio de 2010

Reflexiones del barón

Cuando el calor aprieta, nada te calma ni apaga la sed. Es una sensación de ahogo y el aire se vuelve sofocante, sobre todo por la humedad del ambiente. Cuando el cuerpo está caliente por la excitación y el ansia, parece que te falta todo sino te dan alivio. Y se agrava la calentura por la humedad del deseo hasta ser satisfecho. Luego, como cuando baja el sol y el aire se refresca, también se va disipando el ardor al disminuir la urgencia con el último beso. Y todo queda tranquilo y un placentero recuerdo te adormece

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