Como un generoso receptáculo, sobre un pie de bronce firme y sobrio, sujeta a sus amados el amante que los domina y protege sometidos a su voluntad. Los eleva con su poderosa columna inhiesta y los mantiene en vilo, embebido del olor de los cuerpos que pegados al suyo goza y llena con su enérgica fuerza. Y cuando desea, su decisión y empuje exprime el néctar de los jugosos frutos que sostiene
Un simil muy curioso, si señor.
ResponderEliminarPor lo menos resulta muy jugoso y dan ganas de morder los frutos
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