Sólo
la primera inocencia puede pintar en sus caras esa mirada temerosa y
curiosa por ver y saber que ocurre en su entorno. Todo llama su
atención y cualquier cosa puede asustarlos porque nada puede haber
más indefenso que una criatura todavía tan tierna si no está cerca
su madre. Son casi tan vulnerables como cualquiera de nosotros cuando
nos alcanza el amor y nos devora el deseo y un ansia incontenible de
sumergirnos en ese placentero dolor que nos causa una fuerte
atracción por otro cuerpo. Tanto gozamos de el sublime deleite del
éxtasis como sufrimos dichosos el delirio de la entrega sin límites,
tan sólo por satisfacer a quien se adueña de nuestro afecto y no
vemos más que por sus ojos y escuchamos por sus oídos. Sus labios y
su lengua son el exquisito manjar que nunca nos sacia y el calor de
su carne nos despierta todos los apetitos embriagándonos su olor.
Sin embargo para esas dos pequeñas bolas de ojos azules como el
cielo, que con tanta insistencia nos miran, todo esto no son más
que palabras sin ningún sentido ni jamás llegarán a saber su
significado ni el gusto de poder decirlas
Maestro hermosa la entrada como siempre. Una preguntita de curiso lo gatitos son suyos?
ResponderEliminarBesos
perdón, quise escribir "curioso".
ResponderEliminarOtro beso.
No son míos los gatitos. Estabnan en una huerta en la Isla de Ons y su madre, tumbada sobre la hierba, dormitaba con otro cachorrillo que tenía la cabeza apoyada en la barriga de la gata. Supongo que tenían dueño pues ese huerto era de una casa. Esas miradas parecen la de un cachorro que, a pesar de andar por el filo de una navaja en sus borrascosos años de adolescencia, miró a un hombre una noche y con su mirada aún inocente le suplicó que lo recogiese de la calle y lo llevase a su casa. El hombre vió en esa criatura la transparencia de sus ojos y decidió adiestrarlo y covertirlo en un buen perro. Y esa mirada sigue siendo tan brillante y alegre como el aire de una mañana al amanecer. Un fuerte beso
ResponderEliminarMaestro sus palabras me emocionan, si fuera muy poderoso y rico andaría por las calles recogiendo a todos los cachorros abandonados sean de la raza que sean... Sé que no es el remedio, me lo ha explicado el Amo, pero me gusta tener esa fantasía.
ResponderEliminarBesos
El amo tiene razón. No es el remedio ni todos los cachorros dan buen juego y se los puede encauzar y enderezar para que no sigan por rutas truculentas. Pero si fueses muy poderoso como dices, estoy seguro que ayudarías a más de uno a salir de la calle y lo acogerías en tu casa para salvarlo de un fin nada deseable. Tienes un gran corazón, cachorro. Besos
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