Si
he de amarrar mi barca para abrigarla y ampararla del viento y la
galerna, ha de ser entre la rada de tus piernas con una fuerte maroma
que rodee esa piel de oro que las cubre. Tu bello y firme cuerpo será
el puerto seguro donde atracaré para no naufragar huyendo de la
tormenta. Serás la fuerte bita anclada sobre el muelle que resista
la inclemencia del temporal y no permita que las olas de esa mar
brava hundan la embarcación con la que arribo a tus aguas, unas
veces tranquilas y otras turbulentas, aunque siempre más deseadas
que la apacible y cristalina superficie de un remanso tranquilo y sin
emoción. Tu eres la ensenada llena de sol en la que se mecen
serenamente mis días
Querido Andreas que placentero es leer tus reflexiones profundas y poéticas!
ResponderEliminarDignas de ser releídas porque en cada nueva lectura encontramos nuevas luces.
Para tí besos de mis chicos que te admiran tanto como yo, y mi abrazo de siempre
Te agradezco el comentario y por supuesto los elogios, que viniendo de ti o de tus chicos me resultan mucho más gratificantes. Tanto ellos como tú veis mis escritos con muy buenos ojos y puedo asegurar que no para mí no hay mejor recompensa que aportar algo a quienes los leen. Un beso para tus chicos y un fuerte abrazo para ti.
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