Quizás en un momento quisiste nadar y salir del entorno que te encerró, pero estabas medio enterrado en la piedra. Sujeto a la dura disciplina de tu dueño que te cautivó y apresó tu alma y tu amor en sus manos para servirle. Y te entregaste otra vez sin reservas, ni miedos, ni ataduras a otro pasado para ser suyo sin límites
No hay comentarios:
Publicar un comentario