Aparentemente dulce y tranquila, con montes suaves vestidos de verde sobre un cuerpo duro de piedra arcaica y bañada por las aguas del mar océano, ricas en vida, transparentes y frías. Que a veces te mecen cariñosas y otras te envuelven en su ira y matan con broncas olas que nacen del fondo de su inmensidad. Así es la tierra que me vio nacer y a la que pertenezco por naturaleza y convicción. Esa es la lumbre que arde en mi alma y crea mis sueños y fantasías. Mi espíritu es parte de esa tierra y ella es mi hogar
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