Si
aún tienes la juventud, no te lamentes ni llores, porque aunque te
falte casi todo, tu sangre nueva y ardiente vale más que cuanto
hayas perdido. Si tan sólo rondas esa bella etapa de tu vida, no
debes sufrir por casi nada, pues tu vigor y tu audacia son
suficientes para sobrevivir y lograr lo que se te antoje. Cuando se
es tan joven como eres tú, nada ni nadie pude vencerte y el resto
del universo se rendirá a tus pies si sabes enfrentar tus propios
miedos y dominar tu inseguridad. Y si sientes pánico o la tristeza
te hunde el corazón, sacude tu mente y niégate ser débil. Ni la
soledad ha de afectarte porque tú mismo serás la mejor compañía
para andar el camino que tienes delante. Y cuando no puedas seguir,
mira hacia el mar y grita, pero no llores, tan solo lánzale tus
problemas y temores con un grito feroz de rabia y desafío. Plántate
ante el océano y encontrarás un amigo eterno que te entenderá y
hará que el viento te lleve el sabor y el olor de su amistad. Su
fuerza será tuya y le pedirá al sol su energía y calor para
rescatarte de la melancolía. Tu alma sólo será de quien sepa darte
el amor que necesitas y entregarte enteramente a esa pasión te hará
mucho más deseable y hermoso y no volverás a caminar solo
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