sábado, 3 de diciembre de 2011

Reflexiones del barón



Unos ojos tan verdes como el agua de ese mar me han visto esta mañana al despertar y yo, conmovido por la ternura casi inocente de su mirada, besé los labios que sin palabras me deseaban un buen día y me rogaban, húmedos y entreabiertos, que le diese amor y gozo a su cuerpo, notando el disfrute del mío dentro de su carne y de su ser. Unos ojos cristalinos y llenos de luz que no negaban la dicha de ser mío quien los luce sin darse cuenta de la belleza de ese par de esmeraldas de un tono claro y luminoso que atrapan la luz del día para regalarla más bella aún. Dos gemas que me alegran y me dicen que la vida todavía puede ser maravillosa y me trasmiten la energía y la fuerza del mar para levantarme y dar a mi existencia otra oportunidad para ser feliz. Quiero amar esos ojos y besar su mirada antes de gozar el inmenso placer de sentirme dueño de su ser y vibrar con su calor y el fuego de una pasión que deseo que nos devore a los dos      

2 comentarios:

  1. Querido Amigo, me hace muy feliz saber que te zambulles en ese verde mar y que lo haces tuyo.
    Para los que llevan la sangre de los navegantes como tú, siempre quedarán nuevos mares para descubrir.
    Un muy fuerte abrazo

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  2. Querido amigo, gracias por tus buenos deseos y espero que en esta travesía que me propongo emprender la bonanza me acompañe durante el viaje por este mar aún por descubrir, pero que promete placenteras aventuras y la contemplación de bonitos paisajes en apasionantes y cálidos paisajes. Tú, que eres un experimentado navegante, sabes bien el gusto que da iniciar e ir madurando este tipo de periplos por nuevos mares y nuevas tierras con rincones y profundidades todavía ignotas. Un fuerte abrazo y dale de mi parte muchos besos a esos dos jardines de las delicias donde alegras tus días y descansas a placer

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