lunes, 19 de abril de 2010

Reflexiones del barón


El oro brilla, pero también se gasta y se apaga su fulgor. La porcelana, aún siendo celeste se rompe y se hace trizas. El cielo, sea del alba o del atardecer, siempre es diferente y renace eternamente. Las ilusiones son como el oro y la porcelana y el problema es que no se renueven como el cielo o se nos haga de noche sin disfrutar su luz y su brillo.


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