miércoles, 12 de diciembre de 2012

Reflexiones del barón





Si algo hay en Iguazú son mariposas de mil tamaños, formas y colores.







Y por supuesto agua. 









Cantidad de agua brava que asombra y te moja al acercarte a ella en su caída brutal desde lo alto de esa grieta enorme que provoca ruidosas y espectaculares cataratas. 




Impresiona ver esa masa líquida contundente que se desploma sobre un río que tan sólo es parte de ella misma pero tronzado y colocado por obra de la misma tierra muchos metros más abajo del lecho por donde discurre su cauce inicial

2 comentarios:

  1. Maestroooo que alegría saber que anduvo cerquita!!! vio que bello es mi país?? jajaj me lo compre!! jajja se comió un corderito patagonico? probo el chocolate de bariloche :P degusto un asadito a la vera del Delta? anduvo en el gomon hasta casi meterse bajo la catarata y sobrecogerse con su fuerza? (ese a sido uno de los momentos mas impresionantes y felices de mi vida :D), lo corrió un coati? vio esas horribles arañas gigantes q me hicieron gritar y esconderme casi debajo del asiento del jeep?? jajajja espero q haya disfrutado de esta tierra y ojala la gente lo haya tratado lindo!!!

    Besitossssss

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  2. Muy cerquita, desde luego. Y vi lo bello y magnifico que es el paisaje en esas tierras. Comí chocolate en Bariloche, que es algo que me priva y me gusta a tope, comí cordero patagonico y asado y también merluza negra; y, por supuesto navegué no sólo hasta casi meterme bajo la catarata, sino que nos metieron dentro de ellas varias veces. Y la experiencia es alucinante. Una de las fotos es justo entrando en una de ellas, ya que usé una cámara sumergible. El problema estaba en poder abrir los ojos bajo la tromba de agua y me limité a disparar sin cesar y que saliese lo que la suerte quisiese. En algunas fotos sólo se ve agua y ni se ve donde está el cielo o la misma barca. Esos animalitos no me corrieron, pero si se acercaban por si les caía algo de comer, supongo. Las arañas se mantuvieron en su lugar sin darme sustos y los pájaros nos miraban desde las ramas o desde el cielo. Las mariposas si se posaban obre nosotros y en las manos y se quedaban unos segundo aleteando muy tranquilas. Disfruté de esa tierra y sus gentes me trataron bien en todas partes. Quizás fuese por el hecho de ser gallego, pero de los auténticos. Besos

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