lunes, 7 de noviembre de 2011

Reflexiones del barón


Como una vela sin más macha que la huella del tiempo, a veces acariciada por la brisa o azotada con violencia por el viento, que la hincha y preña de aire para impulsar la barca y surcar los mares. Como una vela se iza al notar la menor presencia del aire o se arria ante la calma chicha que no mueve ni la más leve pluma posada en la borda. Como esa vela que desplegada se muestra orgullosa a los navegantes para hacer notar la pericia de la diestra mano que la maneja. Como la vela que lleva al marino a otras riberas donde encuentra la tranquilidad y el sosiego tendido en la arena. Tal y como esa vela curtida de sal y quemada por el sol, que suspira por ser parte de las aguas sobre las que se desliza su embarcación, tu alma ansía ser parte de quién te inspira los sueños y te seduce con su presencia. Como ella tiende a confundirse con las nubes compitiendo en blancura, tú te disuelves en ese otro elemento profundo y espeso que absorbe tu existencia y todo tu ser para renacer en su misma esencia  

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