miércoles, 25 de abril de 2012





 Unidades en sí mismas, eternas como la energía que las mueve y transforma y le da estado a su materia. Astros con luz propia o meros cuerpos apagados que resplandecen por la influencia de quienes los iluminan con la incandescencia de sus radiaciones. Sin principio ni fin. Sin antes ni después. Sin medida ni tiempo. Inmensidad, oscuridad integral y fulgor que ciega al mortal que osa elevar su mirada a ese universo en el que no puede competir con las estrellas. Bolas suspendidas en la nada que gravitan atraídas por otras de mayor potencia y masa en un intrincado tejido cósmico

martes, 24 de abril de 2012








Formas que son la expresión sin palabras. Rasgos mezclados con el color que muestran una idea, un sentimiento, un estado de ánimo. Simplicidad del espíritu sin que por ello deje de surgir el fruto de la mente con toda la complicación de ese proceso que genera la manifestación externa de nuestro interior. Evolución de la técnica unida a la realización material de uno mismo. Y como la esfera, la luz en la imagen es el principio

miércoles, 18 de abril de 2012

Reflexiones del barón


Quién pudiera rozar tu cuello como ese rayo de sol que se posa en tu piel cuando ya declina el día y quiere reposar en su ocaso con tu aroma de vida y de plenitud. Soñar que soy parte de tu desbordante y arrogante juventud que puede parecer descarada de tan lozana y fresca como se ve al moverte y sonreír sin pudor a las miradas que se tornan en vivo deseo a tu paso. Tu gracia es más fruto de tus pocos años y tu figura que de esos otros encantos que pretendes lucir y no consiguen brotar con soltura de tu cabeza. Pero a quién le importa tal cosa si con sólo ver tus andares y tu desdén el mundo se mueve al son que tú le tocas. Goza ese tiempo feliz y atrevido de la juventud, porque la vida por lo de ahora es enteramente tuya y tu privilegio es vivirla a tu manera y según las reglas que desees imponer a tus muchos y rendidos admiradores

domingo, 1 de abril de 2012

Reflexiones del barón


Como una caricia o como un golpe se siente el aire en la cara a la orilla del mar. La brisa te acaricia suavemente y te recuerda el beso amable y sincero de un primer amor aún adolescente. Y el viento, brusco y repentino, te azota el rostro y raspa tu piel con sus uñas saladas dejando un rastro de humedad que transporta desde un océano furioso. Como una deliciosa caricia se nota en la piel el beso tranquilo de un despertar plácido y colmado de dicha. Y como un huracán que ruge y oscurece el día tornándolo tenebroso es el fuerte encuentro de dos cuerpos que se comen los labios abrasados por el ansia violenta de poseer y entregarse a un amor enloquecido de esa pasión que ciega y anula todo sentido que no sea placer