miércoles, 29 de septiembre de 2010

Reflexiones del barón

A veces el mar parece de plata y se destacan en negro las bateas donde se cultiva el mejillón. Pero erraríamos si creyésemos que es metal y no agua. Y yo creo que de igual modo nos equivocamos al decir que un amor no fue sincero cuando nos abandona. El amor mientras dura es verdadero. Y si se acaba, no deja de ser cierto por eso. Sea por mucho o poco tiempo, mientras dos seres se aman, ese sentimiento es tan verdad y tan auténtico como el cielo y el mar. Y no por terminarse esa unión podemos echar en cara al otro que no nos ha amado. Ni somos el cielo ni el mar, aunque nos confunda el reflejo de la luz en nuestro corazón. Sólo somos personas que se duelen del desamor. Y si lo hacemos es porque antes hubo deseo y en definitiva amor  

martes, 28 de septiembre de 2010

Reflexiones del barón

Nunca hablaron estas bocas, pero en otro tiempo echaron agua para apagar la sed de quienes se acercaban a ella para llevársela a la boca con las manos. O llenar un cántaro de barro en donde la mantendrían fresca más tiempo. Su origen es noble. Y sigue adosada a un viejo muro junto a un aristocrático palacio de pasadas glorias. Ahora sólo es un monumento más en una villa tranquila que quiere unir la modernidad con su historia. Y grabados también en piedra, se ven los escudos locales custodiando a otro más grande e importante, que enseñorea las armas de familias regias, orladas de honores y encumbradas con una corona. Sin embargo, el mayor mérito de esa población fue el duro trabajo de sus gentes en una acería

lunes, 27 de septiembre de 2010

Reflexiones del barón

Hay días que te sientes tan desnudo como una rama sin hojas. Y si te enfrentas al mar con el ánimo cargado de soledad, el son de las olas llega a absorber tus pensamientos y te hace creer que a su lado estás acompañado, porque formas parte de su mundo. De ese universo múltiple que no abarcamos con la vista, ni imaginamos tan enorme hasta que bajas a sus orillas y ves como juega a lamer tus pies con su espuma. La rama, desprotegida de su vestido, se afinca entre las rocas para que el viento no la arrastre hasta el mar. Parece que no sabe que flotará en sus aguas y más pronto que tarde la arrojará de nuevo a la playa. Y medio tapada por la arena, ni estará sola ni se verá desnuda 

sábado, 25 de septiembre de 2010

Reflexiones del barón

Podrían ser iguales, pero solamente son similares en cuanto al aspecto y al uso. Por ambos corre el mismo elemento que justifica su utilidad y la misma necesidad de ser. Y el tiempo les afecta de la misma forma, adosados siempre a la materia en la que están anclados. Quizás ellos mismos buscaron o desearon quedar sujetos indefinidamente al duro granito por fuertes pernos de hierro y aros oxidados por la lluvia y el aire marino. Pero ahora ya no depende de ellos seguir unidos a esa base que no les permite desmoronarse por el suelo. Y las arañas que prenden su tela casi invisible, yendo del uno al otro, saben mejor que nadie que la piedra que los sustenta es la razón de ser y a garantía de permanencia para el servicio que le prestan ellos  

viernes, 24 de septiembre de 2010

Reflexiones del barón

Los que vivimos mirando al amar, creamos en nosotros una dependencia vital que nos une por siempre con su elemento. No podemos acostumbrarnos a no sentir la brisa húmeda ni a no percibir el olor a sal. Nos gusta su inmensidad, aunque pueda matarnos envueltos en una ola o golpearnos contra una roca. Pero nos fascina saber que bajo la superficie vive un mundo sumergido al que no podemos ponerle límites. Su inquieta piel azul, o a veces esmeralda, nos hace soñar aventuras y pensar en viajes que quizás nunca emprenderemos 

jueves, 23 de septiembre de 2010

Reflexiones del barón

Quisiera que mis pensamientos fuesen poesía y mis comentarios reflexiones poéticas. Pero me gustaría más que la vida fuese distinta, sin tantas diferencias ni soberbias estúpidas. Nacemos desiguales y vivimos de diferente manera. Unos lo tienen todo desde la cuna, sea por herencia o a fuerza de dinero. Y otros se las apañan como pueden, sin olvidar que hay otros que antes de que les salgan los dientes, nadie quiere saber de ellos. No soportaría ser responsable de la desgracia de tantos, ni participar egoístamente del fruto de esa injusticia. Pero lo que más deseo es que cambie la mentalidad de los hombres. Y no necesito referirme a esta especie aludiendo también al femenino. Al hablar del hombre nos incluyo a todos

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Reflexiones del barón

Desde este recodo de la playa del Sardinero, la vista de esa onda de arena, rematada por la Magdalena muestra el esplendor de un veraneo pasado y de otro presente, quizás menos elegante, pero creo que más divertido y popular. Para mí lo natural y sencillo es un plus de saber vivir bien y estar cómodo con uno mismo y con el resto del mundo que nos rodea. Esta ciudad, Santander, que fue lugar de descanso de reyes, políticos, aristócratas, escritores y pensadores, pintores y poetas. Y también de vividores y jugadores buscando fortunas al azar sobre el tapete de las mesas de juego de un gran casino, ahora sigue siendo preciosa. Y sin perder parte de esa caterva de visitantes de antaño, se ha vuelto más accesible para el resto de los mortales, que disfrutamos ahora de sus paseos y el aire salino de su costa 

lunes, 20 de septiembre de 2010

Reflexiones del barón







Estamos ya en los últimos coletazos del verano y pronto las playas volverán a quedarse vacías, sin gente, ni casetas y sombrillas de rayas de colores. Los niños dejarán de construir castillos que se desmoronan al menor toque. Y ni se verán flanes de arena oscura, que todavía rezuman agua salada al poco tiempo de salir del caldero conque esos pequeños cocineros los cuecen sin fuego, ni más condimentos que les que ofrece la propia playa.


Quizás le pongan un adorno de algas como mucho y por todo golpe de color. Las olas todavía juegan serenas con los bañistas. Pero muy pronto el tiempo cambiará y soplará violento el aire y el mar se encrespará amenazador.

 Y todos esperaremos al próximo verano para gozar otra vez del calor del sol y del mar Cantábrico


domingo, 19 de septiembre de 2010

Reflexiones del barón



Todavía el sol nos deja disfrutar de la playa. Y ahora, cuando se queda más vacía al irse los veraneantes, la arena parece más blanca y más fina y el agua nos refresca tan sólo con verla. 


Son playas de esta costa, unas grandes otras pequeñas, dentro de lo que nosotros llamamos rías, pero el mar que las baña sigue siendo un océano grandioso y temible cuando sus profundidades reclaman lo que le pertenece. Parece tranquilo, pero puede volverse terrible y rugir más fuerte que la tormenta removiendo las olas que alcanzan una pavorosa altura. Y al romper contra las rocas enfurecido, fuera del cobijo de estas rías y en la mar abierta, decimos que es “A costa da morte”.   

sábado, 18 de septiembre de 2010

Reflexiones del barón

Puede haber un agua más limpia y cristalina que la del mar, en esos puntos aún sin explotar y poco conocidos de la costa de mi tierra?. Golpea las piedras de la orilla y también las baña con el suave vaivén de unas olas serenas que las refrescan y alivian del azote solar en pleno día. Remueven las arenas, que son un universo de seres inapreciables para nosotros. Y con su fresca espuma se renueva la vida y arrastra a las profundidades del océano nuestras preocupaciones y penas. Ese frío azul blanquecino, que nos cubre los pies al andar por el agua, nos endurece y anima para capear luego cualquier temporal 

viernes, 17 de septiembre de 2010

Reflexiones del barón

Como una gran araña que teje su trampa enlazando objetos para cazar presas que serán devoradas, la ambición trama su tela atrapando a otros que los anula. Pero que tarde o temprano nos enredará también a nosotros en ella y no podremos librarnos del ansia de obtener y poseer más de lo que necesitamos para ser felices con quienes nos aman por ser nosotros, sin más aditamentos, ni honores, ni falsos adornos. Todo eso sólo son bagatelas inútiles aunque reluzcan como el oro y parezcan importantes. No hay nada que merezca la pena si lo tenemos y no sabemos gozar la vida sin artificio y con honradez

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Reflexiones del barón

Como el molusco o la lapa se pega a la roca a la orilla del mar, se une un alma dependiente con otra que le da la energía vital de su existencia. Una simbiosis necesaria, fruto del calor y la atracción de dos cuerpos que se arriman hasta juntarse y fundirse en uno solo. El del ser dominante, como la roca, es el fuerte y quien sostiene al otro y le deja que se desarrolle a su costa. Y así puede respirar y alimentarse y hasta crecer. Pero si otra fuerza extraña lo despega o el mismo mar lo arrebata soltándolo de su sujeción, entonces lentamente se muere y se seca al sol tirado sobre la arena de la playa. Para ese ente no hay salvación sin la piedra que lo mantenía a flote  

lunes, 13 de septiembre de 2010

Reflexiones del barón

Casi no se percibe la brisa, porque al atardecer, en las tardes del final del verano, el viento no quiere molestarnos y nos deja admirar la tranquila hermosura del mar cuando la luz baja del cielo para bañarse en sus aguas. Todo reluce y nos quedamos mudos y apenas pensamos en nada. Sólo, sentados en un cómodo sillón de mimbre, miramos y nos parece que el tiempo se ha detenido o al menos pasa más lento para alargar esa paz que disfrutamos hasta el ocaso, antes de envolvernos las sombras de la noche. Así juega mi tierra con su sol y su océano

domingo, 12 de septiembre de 2010

Reflexiones del barón

Tiene edad para arriesgar su vida y trabajar duro arrancando mineral bajo la tierra, pero su gesto paciente en una cara de rasgos todavía adolescentes, nos dice en silencio que en su vida no hay la alegría de otros muchachos de su edad. Podemos pensar que hace lo que le gusta, mas no sería cierto. Es la necesidad la que le empuja a bajar a la mina y ganar un jornal, nunca mejor dicho, con el sudor de su frente. Trabajo honrado y penoso para hombres fuertes que no se rinden al cansancio ni al dolor. Y a veces, tampoco a la soledad de un posible aislamiento ni al riesgo de la tragedia. Mi homenaje al minero o a cualquier otro protagonista de un oficio tan recio

sábado, 11 de septiembre de 2010

Reflexiones del barón

En el estanque aparece el cisne blanco y los de color negro lo observan con disimulo desde la orilla del agua. Está entre la luz y la sombra, pero un rayo ilumina un trozo de su cuerpo y su plumaje reluce destacando su blancura. Aunque se mueve mejor en su elemento, que es el agua, no deja de ser elegante a pesar de su patoso andar. Y los otros, los negros, también bellos y airosos, lo admiran y quizás lo desean tan sólo por ser diferente a ellos. Pero no siempre ocurre esto y muchas veces el hecho de ser distinto provoca rechazo e indignación en otros seres de mentes estrechas. Y si de algo estoy seguro es de que unos y otros son hermosos y atractivos para desearse mutuamente


jueves, 9 de septiembre de 2010

Reflexiones del barón

Al anochecer, con el ocaso del día, vuelvo otra vez a mis rutinas y pensamientos. Parece que nada cambia y, sin embargo, nada es igual al declinar la luz y volverse de oro viejo el cielo y el mar. Las sombras emergen sobre ese fondo de luz mortecina y la mente procesa ideas que no siempre son profundas ni sirven para otra cosa que no sea saber que aún vives y respiras como otros muchos seres que conviven en este planeta llamado tierra. Un mundo en constante evolución que no sabemos muy bien hacia donde camina. Pero si hay algo inmutable es la luz del día y la oscuridad de la noche, tanto dentro como fuera del alma

jueves, 2 de septiembre de 2010

Reflexiones del barón

Adónde me llevarán las velas que no alcanzo con la vista otro horizonte distinto al océano que me rodea. El cielo se blanquea al tocar con el agua en esa línea a la que nunca me acerco por más que navegue hacia ella. Y cuanto más ansío llegar, más se aleja y la proa cabecea a golpes de mar. El Atlántico juega conmigo y me mece o me zarandea, según de que humor esté el tiempo y la marejada. Pero me fascina y me atrapa ese sabor húmedo con su olor a salitre y la brisa marina que curte la cara y pone áspero y duros los pelos. El viento preña las velas y me llena el alma de sensaciones buenas 

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Reflexiones del barón

Cuando ves a alguien deslizarse sobre una ola, da la impresión de que esa cresta de espuma blanca lo acoge en su seno para protegerlo como a su hijo. Y lo es, porque su afición le marca la vida y lo hace hijo del mar que lo mece y lo envuelve para jugar con él, aunque a veces también le de un susto revolcándolo contra la arena. Pero siempre termina sacándolo a flote, porque lo estima y le duele si sufre un accidente que pueda privarle de su compañía. El océano cuida a sus criaturas y también aquellas que pululan en las playas. Y una de ellas es este irredento juguetón que no se cansa de tomar las olas. Y acaso se puede respirar una paz mayor que sentado frente al mar viéndolas romper contra la orilla?