Reflexiones del barón

Quiero ser agua fresca y viva que lave tu ser y pula tu piel rozándola con la delicada caricia de los labios. Voy a mojarte por todas partes hasta que mi lengua quede seca y en mi boca no quede saliva ni para poder hablarte quedamente y decirte todo eso que ya sabes, pero quieres que te lo repita mil veces. El agua es fría al pasar por el lecho de piedra del río, pero mi sangre hierve dentro de mis venas y calienta mi cuerpo para templar tus deseos de gozo y amor. Agua y piedra, tú y yo, somos casi inseparables para formar el mismo mundo y arrastrar juntos los sentimientos y sensaciones que nos unen en una sola esencia. Y la espuma del agua, al darse más prisa por pasar sobre la piedra, es como tu placer que provoca el mío aumentando el delirio que disfrutamos los dos al mismo tiempo. Nos vertemos juntos como el agua lo hace al llegar a un sumidero y se lleva con ella las partículas que erosionó a la piedra. Pero quier meterme por tus recodos más íntimos y tus orificios estrechos, como el agua se cuela por las resquicios y huecos de lecho del río por donde fluye para perderse en al mar. Mi materia, empujada por mi energía, se recargara con la tuya y se nutrirá de ti para brincar con más fuerza entre las piedras