lunes, 4 de octubre de 2010

Reflexiones del barón

Cada noche al acostarme en mi cama veo esos dos cuadros en la pared. Los dos se refieren a algo especifico de mi ciudad. Un edificio que es el Concello, como se dice en mi lengua vernácula. Y un puente que cruza un estrecho, famoso por dos hechos. Una batalla contra los ingleses, que lleva su nombre. Y, a consecuencia de ella, ocultar un tesoro en las profundidades del mar. Son fundamentalmente grises, aunque en uno destaquen tonos rojos, que no son más que meros reflejos de un día que pudo ser más intenso. Pero en general la vida es principalmente monótona y pocas veces sentimos que la sangre se nos vuelve adolescente otra vez. Y yo veo esas pinturas y apago la luz esperando que un nuevo día me traiga colores vivos y brillantes, sino de pasión al menos de esperanza en una existencia más vivida y trepidante, que renueve mi adrenalina y mi deseo. Todos necesitamos un estímulo vital para seguir el camino  

2 comentarios: