sábado, 6 de marzo de 2010

Comentario final

Sería necesario que transcurriera un tiempo prudencial para que la tercera parte de mis memorias pudiese ver de nuevo la luz, ya que no es mi intención acometer dicha tarea por ahora y concluir lo que pretendía ser una trilogía, en la que contase mis vicisitudes amatorias y demás avatares que la vida me ha ido deparando. .
Esta tercera fase constituirá un tercer libro en el que debía relatar lo que me aconteció a partir de la edad de cincuenta años hasta, probablemente, los últimos días de mi vida sexualmente activa. Y quizás fuese el canto del cisne de un hombre que vivió por y para el amor y el deseo sexual. Pero por el momento aún no me encuentro preparado para abordar esa tarea, dado que mi vida sexual plena aún no ha acabado y puede durar todavía unos cuantos años buen más.

Pero sí puedo anticipar que todo sigue como yo lo había planeado desde el primer momento, aunque ahora quizás sea algo más autoritario con mis chicos y los traiga a raya para que no se desmanden. Sobre todo Gonzalo, que sigue siendo un precioso y atractivo ejemplar, pero muy humano con todo lo bueno y lo malo que todos tenemos dentro, y tan maravilloso como si aún corriese en el parque una mañana de sol en Madrid. Y Paco también, por supuesto, porque hasta la edad le ha respetado y su belleza y elegancia se mantienen como el primer día en que lo vi en una isla del Mediterráneo. Sin embargo, yo ya soy algo más viejo, pero a ellos le sigo gustando y me quieren o ya me habrían abandonado, puesto que las virtudes van desapareciendo pero los defectos siempre aumentan.


                            El Barón de Idem

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