viernes, 5 de marzo de 2010

Capítulo XIII

Hacía tiempo que no me acercaba por esta ciudad. Y, aun a pesar del motivo que me trae a ella, me agrada la idea de pasear por sus calles y darme el placer de degustar una menestra de las que saben hacer en estas tierras, sin que deba faltar un buen vino de Navarra.

Sigo dejándome llevar acomodado en el asiento trasero del coche de mi madre. Y cuanto menos falta para ver a Gonzalo, mayor es mi impaciencia y también, por que no decirlo, mi deseo de apretarlo contra mi pecho, comiéndolo a besos, para estrujarlo después por el mal trago que nos hizo pasar a toda la familia durante las interminables horas de incertidumbre al no saber de su paradrero ni las causas de su silencio.

En la estación de servicio, donde nos detuvimos, telefonee a Paco y me dijo que ya le había llamado desde el hotel y que dormiría un buen rato aguardando mi llegada. Paco me rogó nuevamente que no sea duro con él porque lo noto raro. Yo le pregunté si le había parecido como nervioso o preocupado, pero Paco no supo explicarme bien que fue exactamente lo que había percibido al escucharlo. No era nervioso precisamente, pero tampoco podría afirmar que estuviese temeroso por algo. Gonzalo no parecía el mismo y, simplemente, su tono de voz sonaba diferente a lo que en el chico es habitual.

¿Habría madurado del susto?. Me pregunté yo mismo. Ya veremos a ver por donde se descuelga el muchacho, explicando que puto carajo hacía en el centro comercial con un chaval y la causa de la trifulca que montaron con el segurata de los cojones. Me asombra que siendo tan responsable en su trabajo, para otras cosas pueda ser tan niñato y sobre todo picha loca. Estoy por apostar que una vez más usó la cabeza de la polla para pensar y le perdió un culo. Será jodido el muy cabrón!. Qué monstruo libidinoso creé!, Puesto que, si ese mamonazo es como es, y no es capaz de reprimirse en cuanto ve delante de sus narices unas nalgas bien puestas sugiriéndole mil delicias, no cave la menor duda que fue obra mía. Me encontré con un niño casi sin estrenarse al sexo y, poco a poco, lo pervertí con mi ejemplo, consiguiendo que con el tiempo este a punto de superar al maestro. Ya no puedo saber si sólo me imita o, por el contrario, le he destapado una perversa inclinación a pasarse por la piedra todo ejemplar con pito que tope a su paso. Y si no estuviese tan bueno este cabrón, cabría la posibilidad de que muchos rechazasen evitando caer en sus redes. Pero no. cada día es más guapo y más viril y hay unanimidad en el mundo gay para calificarlo como un tío cojonudo. Y eso no sólo por el par de pelotas tan hermosas que acompañan a su adorada verga. He de reconocer que si este niñazo no existiese habría que inventarlo para no privar al mundo de semejante ejemplar macho de nuestra especie.

Gonzalo, dejando a parte su espléndida fachada, es un ser irrepetible con un corazón que no le entra en su magnífico pecho. Siendo todo un hombre, aún conserva limpia inocencia de un niño y disfruta de todo con la alegría de quien no ha hecho nada que oscurezca y frunza su mente por algún remordimiento. Es incapaz de causar daño al menos conscientemente. Todos sus pecados son de la carne y sus posibles culpas consisten en disfrutar del sexo y hacer gozar a quien tiene el privilegio de compartirlo con él. Porque follar con Gonzalo es un verdadero placer, sea cual sea el rol que adopte, puesto que,, aunque ponga el culo, jamás será pasivo. Te incita y consigue provocar la sensibilidad erótica en todos los átomos de tu cuerpo. No deja parcela por tocar, calentando tu sangre y hacerla fluir a borbotones por miembro viril, volviéndolo gordo y duro y sintiendo como su calor te invade en cuerpo y alma.

Me muero por verlo!. Se que me costará ser duro con él, pero esta vez tengo que darle un escarmiento y empezar a meterlo en cintura. No soporto más tanto devaneo y, desde hace un tiempo, he de confesar que siento celos de que otros lo toquen. Cada día que pasa lo siento más mío y quiero tenerlo en exclusiva. Bueno, entendámonos, casi en exclusiva ya que también está Paco. Pero eso es algo diferente a que otro cualquiera pueda disfrutar de su rabo. Y ni que decir tiene de su maravilloso culazo. Esa gozada es solamente mía y ni siquiera Paco la cata. Francito comparte la verga de Gonza conmigo, pero no el culo. Fui el primero y el último en entrar por su puerta para ganar el jubileo. Sólo mi picha horadó su ano y penetró hasta tocar el cielo y encontrarme allí con el alma de Gonzalo. Excepto a Paco no creo que jamás haya follado a otro como a mi amante. Si, digo mi amante y digo bien. Dado que él es mi verdadero amante, mientras que Paco es mi cónyuge. La relación es distinta. E incluso el sexo, cuando lo hago en pareja con alguno de los dos, toma un cariz distinto y se desenvuelve de otra manera. Y no por el hecho de que Gonza me folle el culo y Paco no. A Paco lo monto como un garañón a su yegua preferida y a Gonzalo le doy por el culo como el jefe de la manada de lobos que se trajina a un joven lobezno para dejarle claro cual el su sitio. Es decir. Sometiéndolo y obligándole a bajar su cerviz mientras le regalas el mayor goce que un macho puede recibir de otro más fuerte y en cierto modo superior a él. Cuando cabalgo sobre Paco le clavo la espuela y azoto sus bellas nalgas con mis manos, hasta lograr que jadee y gima, consiguiendo su orgasmo con la habilidad con que mi polla le trabaja el recto. A veces, la violencia de mi empuje se semeja a un rapto con violación, pero rebosante de amor hasta el delirio. A Gonzalo lo tomo con ternura pero con toda la firmeza necesaria para anular su posible resistencia a mi dominio carnal. Se la meto hasta tocar fondo haciendo que la sienta en toda su magnitud y dureza. Bombeo en su interior sin miramiento, acariciándolo con mis palabras y asiendo sus caderas para atraerlo más a mis muslos y encularlo a saco para doblegar a un altivo y orgulloso cachorro, con ansias de liderazgo, y que, una vez que se la has clavado, sólo es el más tierno y apacible lobezno.

Mis dos muchachos son especiales y, para mi , únicos, pero en nada se parecen el uno al otro. Paco, durante el día, es la estética tranquilidad de un perfecto equilibrio, que en la cama se transforma en un vicioso huracán de pasión desenfrenada, sometida a la violenta excitación que él mismo provoca en el macho que no puede evitar reventarle el culo a con folladas brutales. Mientras que Gonzalo de día es la vitalidad hecha carne y rezumando alegría, con ese toque de jovial indolencia que cautiva a todo aquel que se le acerca. Tiene la virtud de desacralizar y desmitificar cuanto le rodea, sin que nada ni nadie pueda afectar su positiva concepción del universo. Le hace feliz el disfrute ajeno; y quizás por eso se prodigue tanto en la cama, no sólo con nosotros dos sino también con el resto de los jóvenes machitos cuyos culos se le pongan a tiro. Todo su vigor y masculinidad se vierten tanto cuando folla como al beneficiármelo dándole por el culo en un rito ancestral practicado entre jóvenes guerreros. Por que en eso consiste el sexo entre él y yo, sea cual sea el que da o recibe. Tal y como lo hacían los muchachos de Esparta, que eran adiestrados para la guerra, y no sólo como exaltación de la amistad, puesto que el verdadero amor convierte la simple atracción entre ambos en la perfecta fusión nuclear de dos hombres. Y de ahí la explosión que se traduce en nuestros orgasmos al entregarnos y unirnos en la cópula de nuestra misma esencia.

Adoro a este chico!. Pero tengo que recortarle las alas para que no se pierda en una de sus escapadas buscando nuevas aventuras eróticas. Lo necesito tanto como el aire y no puedo arriesgarme a perderlo. En épocas pasadas, cualquiera de mis antepasados lo encerraría en alguna torre almenada, ya que si bien siempre existieron cinturones de castidad femeninos que eficaces para preservar la castidad de las damas, nunca he visto aún uno realmente útil a la hora de impedir que otro se lo trajine por detrás. No vale meterle un tapón, dado que las necesidades fisiológicas son inevitables, y por el mismo sitio que se se la meto, para darle por saco, defeca y vacía su organismo todo aquello que le sobra y le ocupa espacio innecesariamente. Eso no es práctico. Y el encierro en estos tiempos no estaría bien visto por casi nadie. Aunque es cierto que para más de uno sería la ilusión de su existencia que un amo lo encerrase para los restos, siendo objeto de toda clase de abusos y vejaciones, tanto sexuales como de otra naturaleza. Y si lo tortura sin piedad mejor aun. Y ya se sabe que siempre hay un roto para un descosido; lo cual me parece muy bien, que quede claro. Yo mismo ya estoy pensando en usar el látigo o alguna fusta, si es preciso, para enderezar y poner firmes a mis dos chicos. Lo que se acabó, desde ya, es el cachondeo de hacer lo que les peta a cada uno. Está bien templar gaitas (y de eso se bastante por ser gallego), pero una cosa es afinarlas y otro muy distinta es tocarla fuera de contexto, rompiendo la cabeza al personal con su monótono fungar, que dice el himno patrio de mi tierra.

En cuanto llegue al hotel, de entrada le meto una bronca que se va a cagar. Luego, me quito el cinto y le pongo las nalgas como dos amapolas reverberando en un campo de trigo verde. Y sin pausa lo jodo hasta que no pueda distinguir si le escuece más el ojete refollado o las carnes rayadas sin miramiento por la correa. Y vamos a ver si empieza a aprender a ser un muchacho disciplinado, obediente y dócil, consciente de quien manda dentro y fuera de casa. Por intentarlo que no quede, pero me temo que a este cabrón no va a ser tan sencillo domarlo. Al otro lo veo más fácil de manejar, pero éste va a resultar algo más complicado ponerle freno ahora. De todos modos un Fontboi no se arredra por nada ni nadie. Así que vista y al toro y ante todo decisión que el mundo es de los valientes. Estoy dispuesto a echarle redaños y adiestrar a este mozalbete dejándolo más suave que un guante, porque se me va la vida en ello.

Es mio. Yo lo desvirgué. Y yo le enseñé cuanto sabe de sexo. Y creo que sabe que me pertenece. Y si no lo sabe aún, se lo voy a tener que decir de forma radical y contundente para que se le grave en el tuétano de los huesos y no olvide más tal circunstancia.

“Ya estamos llegando al hotel, Señor”
“Lo sé, Manolo. Pero gracias de todos modos”
“Creí que dormía, Señor”
“No. No dormía. Simplemente ponía en orden mis pensamientos viéndolo todo sólo en mi mente”

El recepcionista me indicó el número de habitación, que ya ocupaba Gonzalo, y cogí otra para Manolo que no iba a regresar a Madrid hasta el día siguiente.

“Manolo, vuelva a casa mañana, a la hora que mejor le parezca, y por hoy ya no voy a necesitarlo más. Descanse y tómese el resto del tiempo para hacer lo que desee”
“Señor, no deseo retrasar demasiado mi vuelta, porque la Señora puede necesitarme”
“No se preocupe por nada que Fran ya la sacará de paseo en su coche. Así que aproveche y disfrute de Pamplona, que cuenta con muchos alicientes para pasarlo en grande. Se lo digo yo, que siempre me lo pasé en grande en esta ciudad”

Y tampoco era cosa de contarle a Manolo algunos de los motivos por los que tenía tan buen recuerdo de Pamplona y los encantos de algún joven navarrico que disfrutó de mis favores durante las fiestas de San Fermín, entre encierro y encierro. Taurino y de catre. Que ambas clases de encierro pudimos disfrutar juntos, como ya narré anteriormente.
Fue el viaje en ascensor más largo de mi vida aunque fuesen solamente dos plantas. Abrí la puerta con la segunda llave que me proporcionó el conserje del hotel y entré despacio evitando hacer ruido.

Tumbado boca a bajo sobre la cama, Gonzalo dormía sin ropa ni preocupaciones a tenor de la plácida expresión del medio rostro que dejaba ver acomodado en la almohada. Me quede observándolo por el solo placer de verlo en su esplendidez física de semidios mitológico, en contraste con la nítida inocencia casi infantil de su sueño.

Resuelto ya a darle un sonoro azote que lo despertase, No pude contener las ganas de rozar sus mejillas con mis labios susurrando un “mi amor” casi inaudible. El chico dio un respingo despegó el rostro y la luz verde de su mirada me encontró a su lado acariciando su espalda.

“Adrián!. Por fin!.

Y como si tuviese un resorte automático se abrazó a mi cuello.

“Por favor, Adrián. No me digas nada aun. Bésame. Bésame, por favor. Y no pares de hacerlo”
“Mi niño!. Mi niño precioso!. No se lo que has hecho, pero ahora ya estas en mis brazos y lo demás no existe para nosotros, Tranquilo mi amor, que ya estoy contigo para llevarte a casa”

A un beso, seguía otro aun más largo e intenso. Y al abrazo, se acoplaban caricias y llanto.

Aquellos ojos que una mañana me sonrieron en un parque, volvían a encender mi ternura, avivando al infinito la pasión y mi amor por el atlético muchacho que desde entonces llevo insertado como una válvula más de mi corazón, imprescindible para que siga latiendo.

“Adrián................”
“Dime, amor mio”
“No quiero volver a separarme de ti”
“¿Y quién podría separarnos?”
“Me refiero a que donde tu vayas iré siempre contigo y tu vendrás conmigo a todas partes”
“¿Y cómo haremos para ir a trabajar?. No llamarán lo siameses por andar siempre pegados”
“No es coña, Adrián”
“Bueno. Pues si tu lo quieres así será. Pero ten seguro que estaremos juntos de por vida. Siempre, mi precioso crío!. Siempre estaremos los dos juntos”
“No quieres entenderme...... No quiero volver a ir con nadie. Sólo deseo estar contigo”
“¿Y Paco?”
“El no cuenta en esto. Es parte de ti. Y también es parte de mi mismo”
“¿Te refieres al resto?”
“Si. A todo el que no seas tu, mi amor”
“Gonzalo. Yo tampoco quiero a otro. El único placer real es contigo. Y desde hace tiempo pienso en ello. Y he llegado a la conclusión de que no merece la pena malgastar con otros lo que podemos disfrutar nosotros. Sin olvidar a Paco, naturalmente”
“Si. Sin olvidar a Paco, pero tu y yo siempre juntos”
“¿Me vas a contar que pasó en ese centro comercial?”
“Si. Pero más tarde. Ahora tengo que hablarte de algo más importante para los dos. Con el chaval no hubo sexo, si es lo que te preocupa”
“Eso es lo de menos. Ya lo sabes”
“No, Adrián. No quiero que eso sea lo de menos. Necesito ser tuyo y saber que me posees como parte de ti”
Parte de mi, dices!. Eres la misma vida que posibilita mi existencia. Nunca quise privarte de libertad, pero eso no signifique que no me importase lo que hicieses con ella. Si yo ligaba con otros tios, ten por seguro que en el fondo, quizá sin querer admitirlo, lo hacia para soportar y consentir tus ligues. Puedo jurar que en lugar de tu complacencia con mis aventuras, prefiero tus celos. Porque desde ahora vas a tener los míos. Gonzalo, tu lo has dicho. Se acabó. Ni tu ni yo volveremos a darle por el culo a nadie. Ya nos llega con los nuestros y el de nuestro adorado Paco. Seremos como él, que siempre nos dio ejemplo de fidelidad y paciencia soportando nuestro descaro. No sólo le hicimos daño a él si no a nosotros mismos. Irresponsablemente pusimos en peligro toda la felicidad y amor que, sin merecerlo, nos regaló el destino. Lo tenemos todo y aún así no nos basta y buscamos más. Y ese más solamente es una mierda, Gonzalo. ¿Cuántos han podido conseguir lo que nosotros hemos logrado?. Y entonces qué buscamos. ¿A que viene esa carrera desenfrenada por cazar el mejor culo si ninguno es mejor de los que disfrutamos en casa?.
“Adrián...... Te quiero con toda mi alma. Y únicamente por tu amor pude querer también a Paco. Me obligaste a ello. Y al no poder renunciar a ti tuve que amarlo por ser tu mismo. A él le amo, pero es de ti de quien siempre estuve enamorado hasta las cachas. Y no digas ni hagas ahora alguna de tus gracias respecto a mi culo o al tuyo. Porque si te follo es por complacerte. Lo que prefiero, sin lugar a dudas, es que tu me des por el culo a mi. Todo lo que se de sexo me lo enseñaste tú, Y tú abriste mi cuerpo a un placer que jamás podría haber sospechado. Te confieso que la primera vez, con un culo todavía virgen, el miedo a lo desconocido quiso defenderme de tu acoso para invadirme con con esa verga, que pronto sería el único falo que podría adorar para el resto de mis días. A pesar de mis temores y mi lucha por evitar lo que desde el primer instante ansiaba con toda mi alma, ni tuviste piedad ni dudaste en ensartarme, sin permitir tampoco que mi cuerpo expulsase aquello que en unos segundos me iba a transportar al orgasmo más intenso, que nunca hubiera imaginado de nos ser por ti. Me calzaste a saco desde el primer momento y rompiéndome el culo me abriste las puertas del paraíso. Y ahora soy lo que tu quisiste hacer de mi. Tu esclavo, porque te pertenezco sin condición. Tu zorra, puesto que estoy obsesionado por darte placer. Tu perro, ya que te seguiré fielmente donde vayas. Eso soy yo, mi amor. Y no lo cambiaría por nada de este mundo”
“Y mi amante, porque yo también estoy enamorado de ti desde que tus ojazos se calvaron en mi razón. Mi niño, puesto que te adoro por ser la criatura que espiritualmente parí. Mi vida, ya que sin ti prefiero morir. Y todo eso también es tu condición, Gonzalo”
“Adrián, únicamente tú tienes derecho a definir lo que soy y decidir que debo hacer en este mundo. A mi me corresponde asentir y seguir el compás que tu me marques. No me folles solamente. Hazme el amor. Amame, Adrián. Y luego pídeme explicaciones sobre los que pasó en ese jodido centro comercial”

Y lo amé. Lo amé como deben amar los dioses. Su boca y la mía confundían su sitio y perdían el norte sin saber a que mente obedecían. Su saliva era la mía y su lengua se bañaba en mi saliva, enjugando cada una el sexo del ser amado por el gusto de paladear sus frutos. En su cuerpo se erizaba el vello atrayendo a mi piel como un imán. Y mis manos no descansaban ni regateaban apretones y caricias sobre su carne recia y firme como como la fe de los santos mártires. Por fin, separe sus nalgas y lamí su esfínter lubricando su entrada para suavizar la penetración. Lo hice mío y entré en su cuerpo jugando con sus puntos erógenos para provocarle el refinado placer que la sensibilidad divina puede lograr. Y entre los dos no quedo el menor resquicio para que otro ser se colase en nuestro mundo. Una vez más, y como nunca, fuimos un solo ser fundidos por el amor.

“¿Estas bien?
“Ahora en la gloria!, mi amor. Ummmmm... Me gusta que me acaricies el pelo. ¿Te dije alguna vez lo bien que me follas, Adrián?”
“Puede que si. Pero repítemelo porque me gusta oírlo”
“Ni los dioses podrían follar como tú. ¿Lo repito?”
“No. Es suficiente con ver tus ojos.... Y con ellos jamás pudiste mentir!
“En el centro comercial en realidad no pasó nada importante”
“No hables de eso ahora si no quieres”
“Si quiero. Seguro que tu comprenderás lo que hice”
“Está bien........ Cuéntame”
“Fui a comprar un detalle para vosotros dos. Para Paco y para ti.”
“Gracias cariño por la intención. ¿Y que pasó?”
“Pasó que me sentía solo. Desde que llegue a Pamplona no lograba evitar una insoportable sensación de soledad, y pasé la noche en blanco deseándote, hasta masturbarme 3 veces, y llorando después como un mocoso que se ve perdido sin su madre.
“¿Y eso por qué?”
“Por todo lo que te he dicho antes.... Porque vi claro que te quiero como un puto loco. Que me has emputecido por tus huesos y estoy colado por ti sin remedio”
“¿Y que tiene que ver eso con lo del centro comercial?”
“La mala leche que llevaba por no haber dormido un pijo durante la noche”
“Entiendo”
“Iba por uno de los pasillos del centro y vi al jodido segurata agarrando por un brazo a un chaval y zarandeándolo como si fuese un muñeco de feria. El chico aparentaba unos dieciocho o diecinueve años como mucho, aunque tenía una cara de crío que no se lamía. Al acercarme más, escuche al puto cabrón de seguridad insultar al chico llamándole maricón de mierda y otras lindezas propias de la homofobia más activa. Me encendió la sangre y le grité que soltase al chaval. Y él carajo aquel, con uniforme de Rambo, se me rebotó de malos modos y me soltó que yo era otro cerdo mariconazo, que seguramente también iba a los servicios a pajearme viendo pollas ajenas. Intentó echarme mano y le atice un ostión. El resto puedes suponerlo”
“Me lo supongo perfectamente”
“Y en realidad eso fue todo”
“Dame un besazo, campeón!. Si estoy allí lleva dos ostias más sin hacer otros méritos para merecerlas.... ¿Y qué había hecho el chico?”
“Pues, al parecer mear al lado de otro tío e intentar verle la polla.Y entró en los retretes el mierda del guardia y los cachó. El otro salió por pies y a este podre infeliz lo atrapó por un brazo. Luego vino la poli el chaval se largó y a mi me llevaron a la comisaría, como ya sabes. Fin de la historia.
“Eso merece otro beso”

El regreso a Madrid, a primera hora del día siguiente, fue rápido, ya que no veíamos el momento de estar de nuevo en casa. Paco estaba desesperado por vernos y, además, necesitaba que nosotros tranquilizásemos sus nervios con el mejor calmante que puede haber en este mundo. Amor pleno de besos, caricias y sexo.

Gonza y yo acordamos no decirle nada de nuestro arrepentimiento por los deslices pasados, quizás porque mutuamente nos guardamos el temor a ser incapaces de sujetar la puta lujuria que siempre nos recomió por dentro. Pero, sinceramente, estábamos decididos a mantener nuestras promesas y que él mismo fuese comprobando que por fin se había producido el milagro de nuestra fidelidad.

Nada más cruzar el umbral de la puerta, Paco salió a nuestro encuentro , lanzándose al cuello de Gonzalo para comérselo literalmente a besos. Protesté reclamando mi parte y, sin soltar a Gonza, me dio un generoso morreo que casi me asfixia. La intensidad de las emociones se traslucían en nuestra cara, y podría asegurar que pocas veces me sentí tan unido a mis dos muchachos. Ni tiempo tuvimos de deshacer las maletas. Paco nos arrastró a mi cuarto y, de rodillas, nos saco las vergas, puso sus manos en nuestras nalgas, apretándonos contra si, y nos regaló la más prodigiosa mamada, alternando en su boca ambas trancas. Gonza yo nos besábamos sin medida haciendo esfuerzos para no soltarle la leche sin darnos tiempo a darle por culo. Pero el muy mamón succionaba de tal forma, que el primero en irse fue Gonzalo, que, sin sacarle la polla, vació sus cojones sobre la lengua de Paco. No le di tiempo ni para limpiarse los labios. Lo tiré de bruces sobre la cama y lo clavé y follé hasta que nos desahogamos absolutamente.

Se abría una nueva etapa en mi vida, en la que iba a primar el amor sobre el sexo vacío de sentimientos e, incluso, malgastado irracionalmente. Aquellos dos chavales compensaban cualquier sacrificio y su felicidad sería mi preocupación exclusiva. O al menos ese es mi propósito. Y será duro, puesto que si hay una verdad en este mundo, es que la carne es débil.

2 comentarios:

  1. Señor Andreas, he disfrutado mucho este capítulo, comprendo y comparto los sentimientos de Gonza.
    Amar lo que tu amante ama, entregarse al amante sin condiciones, sentir a través de sus sentidos, depositándo su confianza y su corazón.
    Muchas gracias por contarmos estas historias

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  2. Esas historias creo que las llevamos todos en el corazón. Y lo mejor es contarlas. Puede que sea coincidencia pero algunos personajes de mis cuentos se parecen a seres reales que existen de verdad y tú eres uno de ellos. Se lo he dicho varias veces a tu amo, al que aprecio aún sin conocerlo en persona, y tú me pareces un alma ineresante e inteligente y uno en su mente siempre busca personajes así. El cachorro es muy joven y puede aprender mucho de vuestro amo y también de ti.

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